Grupos de ambientalistas de Cartagena están dando la alerta sobre una planta parásita que podría acabar con los árboles de la ciudad.
Se trata de una planta llamada “muérdago”, pero que popularmente se le conoce con los nombres de “pajarita” o “cagalita de pájaro”.
Haroldo Rodríguez Osorio, de la Fundación Verde que te Quiero Verde, explicó que “muérdago es el nombre común mediante el cual se designa a las plantas hemiparásitas (o semiparásitas) que infestan árboles y arbustos para obtener de ellos agua y sales minerales, ya que son incapaces de absorberlas directamente del suelo. El muérdago toma los recursos que requiere, en perjuicio del árbol que parasita. Aunque no existe la certeza del origen etimológico de la palabra, se cree que ‘muérdago’ proviene del latín mordicus, que significa ‘mordedor’”.
En general, según Estrada Rodríguez, el múerdago tiene un tronco corto y ramas abundantes y repetidamente ahorquilladas, de manera que forman ya sea una densa mata que cuelga del árbol parasitado; o bien, una intrincada enredadera que cubre la copa del árbol.
A su vez, el periodista y ambientalista cartagenero, Óscar Castillo Castro, afirmó en la revista Margen que la invasión del muérdago en Cartagena se registra “de sur a norte y de occidente a oriente: en la Avenida El Bosque, Avenida Crisanto Luque, Manga, Avenida San Martín, Avenida Santander, Crespo, Lemaitre, Torices, San Francisco, La Esperanza, Avenida Pedro de Heredia y la Avenida Pedro Romero, entre otros, donde, a excepción de algunos de naturaleza resistente, todos los árboles en las vías y lugares públicos se han muerto o están enfermos y abandonados, a punto de ser vencidos por la ‘cagalita’”.
De acuerdo con Castillo Castro, en Cartagena, una ciudad que ya pasa del millón de habitantes, el casco urbano tiene “57 mil árboles en pie, correspondiéndole uno a cada 17 moradores. Hay pocos parques y la mayoría de ellos son lotes sin zonas verdes y bancas averiadas. Así es difícil resistir las crudezas del fenómeno del niño en la calle, sobre todo, antes y un poco después del mediodía”.
El mismo ambientalista dice haber descubierto que “los árboles más atacados son el roble, el almendro y el campano”.
Asimismo, afirma que la alarma la encendió la muerte de un viejo campano en la plaza del barrio San Diego.
Precisamente, una de las primeras voces que se oyeron advirtiendo sobre la presencia del depredador vegetal fue la del líder comunal Rafael Camacho, de Asosandiego y Asocentro, quien resaltó que, pese a sus llamados, ninguna autoridad se ocupó del caso.
“El árbol (el de la Plaza San Diego) -dice Castillo Castro- fue derribado por partes en julio del 2014. Eso permitió que la opinión pública mirara hacia adentro y comprobara que frente a sus casas las cosas eran peores. Aparecieron denuncias, cartas a los medios y mucho silencio oficial. Hace poco una asociación de vecinos del sector del Pie de la Popa (Ecopopa) se pronunció y prometió asumir lo que no ha hecho el Distrito en un corredor de árboles invadidos en la Pedro de Heredia”.
Los ambientalistas aseguran que, mientras en la vecina ciudad de Barranquilla, el Distrito invirtió este año casi 300 millones de pesos en el control del muérdago, en Cartagena las autoridades ambientales no han dicho si tienen en su agenda un plan de trabajo en ese sentido.
El Universal consultó a entidades como la Corporación Ambiental del Canal del Dique (Cardique), el Establecimiento Público Ambiental de Cartagena (EPA) y la Unidad de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata) cuyos voceros informaron que no les corresponde resolver ese problema.
Un portavoz de Cardique aclaró que el radio de acción de esa entidad son las zonas rurales del departamento de Bolívar, pero que eventualmente podría colaborar con la solución de algún problema ambiental que se presente en zonas urbanas de Cartagena.
La directora del EPA Cartagena, Diana Rodríguez, aclaró que, por tratarse de asunto fito sanitario, no le corresponde a su entidad solucionarlo sino a la Umata. “Sin embargo -informó-, el EPA está participando en una mesa técnica con todos los actores del ámbito ambiental con quienes nos pondremos de acuerdo para hacer una evaluación a través de un sistema de información geográfica. La idea es que la ciudadanía colabore informando sobre la presencia de la pajarita, pero antes hay que hacer una socialización de cómo es la planta, cómo afecta a los árboles, qué se debe hacer en caso de localizarla, etc. Hablar de una plaga es prematuro, porque primero debemos tener todo el balance que arrojaría el sistema de información geográfica”.
Luis Magín Guardela, director de la Umata, anotó que solucionar el problema de la pajarita, “no es de nuestra competencia, ya que la misión de la entidad es prestar asistencia técnica en el área rural a los pequeños productores, con el fin de mejorar los sistemas de producción, el nivel de ingresos y las condiciones de vida, sin que esta labor conlleve al deterioro de los recursos naturales, suelo, agua, bosque y la expansión de la frontera agrícola, utilizando el recurso suelo para la producción y desarrollo integral del territorio”.
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