La reciente decisión de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) de negar por segunda ocasión la licencia ambiental para la construcción de la hidroeléctrica de Cañafisto (proyecto de Isagen, a 40 kilómetros de Hidroituango) ha despertado una gran controversia e inquietud por parte de los inversionistas.
Algunos empresarios señalan que la ANLA se está volviendo ‘más papista que el Papa’ y advierten que los Planes de Manejo Ambiental difícilmente pasan el filtro de la entidad, pese a propuestas ambiciosas en programas de mitigación, restauración y reforestación.
La crítica más reciente fue del gerente de Isagen, Luis Fernando Rico, quien dijo a medios de comunicación que no entiende esa decisión de la ANLA. La directora de la entidad, Claudia Victoria González Hernández, explicó sus razones.
- El sector privado se queja de las excesivas exigencias de la ANLA para el trámite y otorgamiento de las licencias ambientales. ¿Qué está sucediendo?
Nuestros principios por los que nos regimos son el desarrollo sostenible. Los proyectos en los que tenemos competencia en los sectores de infraestructura, energía, hidrocarburos y minería son evaluados y analizados desde el punto de vista del impacto ambiental y con base en ello se toman las decisiones. Los inversionistas y la comunidad deben tener la tranquilidad de que los actos administrativos de la ANLA se toman de manera transparente, objetiva y oportuna, con altos estándares de calidad técnica y jurídica.
- El gerente de Isagen, Luis Fernando Rico, dijo que no entendía la decisión de la ANLA sobre el proyecto de Cañafisto. ¿Por qué se negó la licencia?
La licencia al proyecto de Cañafisto se negó por segunda instancia a través de la resolución 001 del 2 de enero de 2017, por varias razones de carácter ambiental, entre ellas la pérdida significativa del bosque seco tropical en el cañón del río Cauca a la altura de Antioquia, y la afectación a la conectividad ecológica de los hábitats conformados por las coberturas naturales que se ubican en las partes bajas y que están asociadas a los cuerpos de agua. Este fue un tema que analizaron y estudiaron con rigor los diferentes equipos técnicos de la entidad.
- ¿Sin embargo, Isagen dice que la empresa propone un plan ambiental de restauración, reforestación y compensación?
Claro. Pero el gran problema es el impacto negativo sobre el bosque seco tropical, que es uno de los ecosistemas más amenazados del país. Según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humbolt, originalmente este ecosistema cubría más de 9 millones de hectáreas en el país, de las cuales queda apenas un 8 %. De ahí la importancia de conservarlos y evitar su intervención.
- ¿No es una exageración negar definitivamente la licencia teniendo en cuenta la importancia de este proyecto?
En esta misma región, sin afectar gravemente el ecosistema, el dueño del proyecto puede presentar alternativas para su desarrollo, mitigando la pérdida de conectividad. Como está diseñado actualmente Cañafisto, se presenta un potencial riesgo de extinción de especies, principalmente de anfibios, reptiles y peces endémicos de talla pequeña, debido a la fragmentación que se generaría a su hábitat por el desarrollo del proyecto.
- ¿Qué otras consideraciones se tuvieron en cuenta para la negativa?
El recurso hídrico en las zonas definidas para reasentar a la población, de acuerdo al comportamiento hidrológico, presenta déficit del recurso y vulnerabilidad al desabastecimiento. Se detectó que las medidas de compensación propuestas por Isagen darían un balance neto negativo.
- ¿Trabajaron con Corantioquia?
Claro que sí. Ellos hicieron una serie de estudios y evaluaciones sobre el impacto ambiental y rindieron concepto negativo.
- El año pasado también se negó la licencia ambiental en Santander al proyecto Piedra del Sol. ¿No se les está yendo la mano en exigencias?
Quiero insistir en que nuestra misión tiene como principio el desarrollo sostenible. Es muy importante para el país la generación eléctrica porque la demanda sigue creciendo y si no hay inversión en el sector, nos quedaríamos a oscuras. En el caso de Piedra del Sol, la ANLA encontró que existían factores críticos y determinantes, que hacían inviable el proyecto.
- ¿Cómo cuáles?
Conflicto ambiental por recurso hídrico superficial y subterráneo, relacionado con la escasez de agua época de verano; disminución del caudal del Río Fonce; desviación de ríos tributarios; afectación de nacederos y aljibes y conflicto por la disponibilidad del recurso, entre muchos otros.
- ¿Y qué va a pasar con Termopaipa?
Ya realizamos la audiencia pública, a la que asistieron las autoridades regionales y locales y la comunidad. Estuvieron alrededor de 700 personas, entre ellos habitantes de las veredas vecinas. Ya empezamos a evaluar las ponencias y las denuncias de la ciudanía y próximamente habrá un pronunciamiento al respecto.
- ¿Cuáles son los grandes retos de la entidad?
Seguir cumpliendo con los principios del desarrollo sostenible. Los inversionistas están entendiendo que la adaptación al cambio climático es una realidad y cada vez mejora la calidad de los planes de manejo ambiental, más ambiciosos los proyectos de reforestación, mitigación, reforestación y compensaciones. Eso es muy importante para el país y para las generaciones venideras.
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