Mientras el Establecimiento Público Ambiental, EPA, no arranca con su proyecto de silvicultura, con el cual se espera sembrar en los próximos 10 años una masa forestarl de 100 mil árboles, un proyecto socio-ambiental que prometía ser modelo de inclusión social en esta ciudad se está yendo al traste. Todo porque una vez más se puso en práctica aquello de gastar grandes sumas de dinero en ornamentación pero no para mantenimiento, como regados y podas.
Al final el panorama es el que hoy se sigue observando en lo que fue una hermosa zona verde en inmediaciones del mercado de Bazurto y lo que ya está pasando en el secto de La Castellana para solo citar dos ejemplos de los muchos que se encuentran en esta ciudad.
Hace algunos meses, la Gerencia de Espacio Público suscribió un contrato con la Asociación de Sordomudos de Bolívar para siembra de especies y conservar las que se plantaron en su oportunidad en los separadores de la Troncal de Transcaribe (avenida Pedro de Heredia) y que aún se mantenían en pie por pura casualidad porque mantenimiento nunca tuvieron.
Un ingrediente novedoso de ese proyecto social fue la inclusión de unos 30 discapacitados auditivos, los cuales fueron considerados en su momento como una excelente mano de obra. También la utilización de un 40% del abono a partir de los desechos de Bazurto y estiércol de las pesebreras de la ciudad; además se capacitó en jardinería a los comunidad sordomuda y se instalaron dos riegos inteligentes a base de energía solar, únicos en la ciudad, pero que aún no funcionan porque no existe la acometida de agua en los sectores solicitados.
La obra se entregó al Distrito el 27 enero pasado, pero hoy, casi tres meses después de que se acabara el contrato, no se ha firmado el de mantenimento, lo que ha permitido que las especies sembradas estén muertas en un 35% y las que aún permanecen en pie a punto de ser pisoteadas por los transeúntes que no respetan los enmallados que se colocan para proteger la vegetación.
Esto está sucediendo en las inmediaciones de La Castellana, sector que con solo el movimiento de tierra por parte de los sordomudos tomó otro aspecto, así como el de Los Ejecutivos.
Jorge Salgado, ambientalista, y director ambiental del proyecto, dice que el medio ambiente no puede esperar que los procesos burocráticos y procedimientos de oficinas se den.
“El medio ambiente es tema de vital importancia. Desde un inicio dije que era necesario agilizar y trabajar de forma homogénea en un contrato de mantenimiento, porque se puede sembrar las especies indicadas, pero si no hay riego permanente, limpieza, poda y sustratos mientras las especies se adaptan, se pegan, se pierde todo el trabajo realizado, como en este caso, que va casi el 35% de las especies muertas”.
La lógica indica que después de todo contrato de siembra debe haber enseguida uno de mantenimiento para, al menos, regar las especies sembradas, pero en Cartagena ese seguimiento se ha convertido en un problema. Y lo peor, a nadie parece molestarle los millones desperdiciados.
Hoy el panorama es desalentador por donde se le mire: por el lado de lo sembrado porque todo se está muriendo y por los lados de los sordomudos porque todos pensaron que su situación mejoraría con el contrato de mantenimiento, dado que una población como la sordomuda por lo regular no es tenida en cuenta en la fuerza laboral, a pesar que ellos, si bien no oyen ni hablan sí cuentan con el sentido de la vista, con el cual luchan por darle a la ciudad otra imagen en materia ornamental y ambiental, y ese proyecto, dice uno de sus miembros sí vale la pena.
Quisimos hablar con la Gerencia de Espacio Público, pero en el único número de celular conocido nadie responde ni al chat.
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