Oficialmente los días de la Cumbre de Cambio Climático en París han terminado. Faltan pocas horas para que se haga público el acuerdo firmado por los negociadores de la COP21, y algunos piensan que el texto firmado será ambiguo en cuanto al camino a seguir para frenar el calentamiento global; otros piensan que será el inicio para la descarbonización de nuestro planeta.
En lo que sí están de acuerdo todos es que son las ciudades, y los ciudadanos mismos, unos de los grandes responsables en la lucha contra el calentamiento global. En este marco, El Universal se dio a la tarea de indagar qué tan verde es París, sede de la cumbre y si fue un ejemplo como ciudad verde.
Inicialmente llama la atención la escena común de los puntos de carga/parqueaderos ubicados en muchas calles parisinas, en la que quienes tienen carros eléctricos pueden dejar su vehículo recargando. Con solo pasar una tarjeta, el ciudadano común puede dejar su carro cargando mientras se toma un café. Es una gran forma de incentivar el uso del carro eléctrico –un uso más común que en Colombia, al menos- en una ciudad con problemas de alta polución.
De hecho es bastante común encontrarse carros eléctricos en las calles parisinas. Algunos son fácilmente reconocibles porque son más pequeños de lo habitual –lo que trae una ventaja adicional y es que pueden parquearse en varios rincones, en una ciudad con problemas de parqueo. De hecho hay un sistema de carga que se llama Autolib, con 3000 carros propios, y más de 100 mil suscriptores, que pueden tomar uno y pagar 4 euros por cada media hora de uso.
Otros carros parisinos son híbridos, y ayudan a ahorrar dinero en combustible porque se recargan, por ejemplo, cuando la persona frena. Tienen una batería, pero también pueden ser usados con gasolina, lo que garantiza viajes más largos y dan la seguridad de que nunca dejarán a su dueño a medio camino.
El segundo punto que sin duda es envidiable de la capital francesa es la completa red de ciclorrutas y el circuito de alquiler de bicicletas públicas con los que cuenta la ciudad. La persona se inscribe, paga una mensualidad o un único monto anual y puede usar las bicicletas públicas desde cualquier punto y dejarlas en otro. Hay una red de ciclorrutas sobre la vía de los carros –que no invaden el espacio de los peatones- y adicionalmente, donde no hay ciclorrutas, pueden usar el espacio exclusivo de los buses. El sistema Vélib, de alquiler de bicicletas, está disponible desde 2007 para los parisinos.
El Metro de París también se ha unido a esta positiva moda ambientalista. Algunas de sus líneas han sido actualizadas para que ahorren hasta el 30% de energía usada, a través de una recalibración de la temperatura, que permite que los usuarios no sientan ni frío ni calor en su interior. El cambio de 250 mil luces en estaciones del sistema, significarán que en 2016, toda la red del metro será la primera en el mundo donde se cambiará totalmente el sistema de luces a tecnología LED (las luces además duran tres veces más que la luz normal). Esto bajará a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero.
En 2025 el 80% de buses de la ciudad serán eléctricos. De hecho, las líneas 21 y 147 del metro ya funcionan en su totalidad con vehículos eléctricos.
Por el camino de las LED, los semáforos también se han actualizado. Las luces de los cruces peatonales de París en 1980 consumían 40 wats (por luz). Desde 2011 las cambiaron y ahora el consumo de energía se redujo a 9,5 wats.
La energía producida a través de páneles solares es cada vez menos ajena a la vida cotidiana de los parisinos. La empresa EDF ENR creó una flor de 12 pétalos que cubren una superficie de 18 metros cuadrados. Durante todo el día los pétalos buscan la luz solar para recargarse y aprovechar al máximo la exposición al sol. De este modo, logra producir hasta 4000 kwh/año, que es más de lo que necesita una casa francesa promedio –con cuatro miembros- para sobrevivir durante el mismo período (excluyendo calefacción y agua caliente). Estas flores inteligentes pueden ser instaladas en el jardín de las casas, empresas o autoridades locales que quieran promover el uso de energías renovables.
Aún todavía en prototipo se encuentran los árboles solares, que no solo proveen energía para recargar el celular en parques parisinos, sino que también para conectarse a internet. Tienen expendedores de agua para personas y perros y adicionalmente cuentan con sillas para descansar.
La contraparte
No todo es verde en París. Daniel Pacheco, un colombiano que vive desde hace 13 años en París, siente que aún falta mucho por hacer en la ciudad. “Aún hay muchísimos carros que están impulsados con diesel. De hecho son los más populares en la ciudad por sus bajos costos”. Según Pacheco, solo en casos eventuales París ha decidido sacar de circulación vehículos a través de una especie de “pico y placa”, para bajar los niveles de contaminación cuando los registros de la misma son demasiado altos. Medida que se ampliará pronto.
Como él, que eligió un vehículo híbrido –subsidiado por el Gobierno para promover las compras verdes de automóviles-, decenas de miles de parisinos se han volcado a las compras limpias. ¿Será este un modelo para imitar en nuestras ciudades?
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