Mientras el Gobierno nacional habla de los tratados de libre comercio (TLC), de sus ventajas y de la competitividad del país, en la Costa Caribe y muy especialmente en Cartagena, vemos con mucha preocupación la precariedad del suministro de energía eléctrica.
Los TLC con los distintos países traerán empresas nuevas a la Costa Caribe, muchas en Cartagena. La competitividad, además de ventajas tributarias, poca tramitología y buenas vías, exige otros factores indispensables: un suministro de agua abundante, permanente y de buena calidad, y por supuesto, una energía eléctrica igualmente suficiente y confiable, con instalaciones robustas y redundantes para que no haya apagones por ningún motivo.
Ese no es el panorama que estamos presintiendo, ni se confía en las garantías para alejar el fantasma de los racionamientos y apagones en el mediano y quizá corto plazo, con los que el país se tuvo que familiarizar en la administración del presidente César Gaviria, cuando se secaron los embalses y Colombia fue sometida a un racionamiento brutal de energía eléctrica.
Cartagena y Barranquilla están en medio de una expansión industrial a la que no puede fallarle nada. Hay diversas zonas francas operando y otras que entrarán a hacerlo, y es impensable lo que les sucedería a las ciudades sin un suministro de energía de una robustez a toda prueba, independiente de los fenómenos del Niño, la Niña, y de cualquier otro. Sin que todos los proyectos industriales hayan despegado aún, la energía para los habitantes de las ciudades y campos del Caribe se siente precaria.
Hay que decir que Electricaribe nombró a un gerente especial para enfrentar los retos de este litoral, que tiene un plan de inversiones y que está comprometida con que el suministro de energía llegue a ser confiable, pero no puede hacer todo sola.
En el caso de Cartagena, si no se concluyen los trabajos a cargo de ISA para instalar la línea de transmisión de 220 KV a la estación de El Bosque, que Electricaribe terminó de construir hace muchos meses, habrá más circuitos sobrecargados a pesar de los bancos de condensadores instalados por la empresa para mitigar la carencia de dicha línea. Si ISA comenzara los trabajos hoy mismo, ¿cuántos meses se demorarían?
Estos circuitos sobrecargados querrán decir más apagones, a pesar de los paliativos implementados por Electricaribe, y de la inversión por 51 mil millones que comenzó a hacer en Cartagena para robustecer todo el sistema que depende de la empresa, incluyendo aumentar en 40% las cuadrillas para atender mantenimientos y emergencias.
¿Por qué no está instalada la línea de 220 KV, como debería estarlo? Porque ISA propone una línea aérea en un tramo en el que la Alcaldía, con buen criterio, considera indispensable que vaya bajo tierra, lo que incrementa su seguridad, pero dispara su costo.
Mientras ISA y el Distrito discuten, Electricaribe hace malabares y la gente soporta los cortes de energía, cada vez con menos paciencia. El Gobierno nacional debería intervenir, porque es inaudito que este diferendo persista indefinidamente en contra de la ciudad y de sus habitantes.
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