Ver para creer: La Habana.


Con un grupo de compañeras-os de trabajo, quisimos cumplir un sueño: Ir a Cuba y en especial a su capital La Habana.

Ese sueño parecía extraño o sospechoso para muchas personas por aquello de los prejuicios ideológico político y también, porqué no decirlo: la absurda idea que es una ciudad en ruinas, donde la pobreza se campea por todas partes y puede ser agobiante.

Viajamos con muchas expectativas y un tour diseñado para ver la ciudad en toda sus facetas.
Lo primero que nos encantó fue la amabilidad y alegría con que nos recibieron en el aeropuerto Jose Marti al pasar por el control de sanidad. En general durante la estadía al saber que éramos colombianos-as de Cartagena, había alborozo por ello.

Estuvimos desde que llegamos acompañadas-os por personas nativas que buscaron mostrarnos y enseñarnos de primera voz como funciona esa ciudad que representa la resistencia política de un país ante un embargo genocida por parte de EE UU.

Ver La Habana sin prevenciones es una experiencia muy grata porque es la oportunidad para aprender sobre su historia, el valor que le dan a sus héroes de la independencia y la revolución , sus practicas sociales y sobre todo la música que está en cada rincón casi que de manera inesperada.
Cuando se comparte directamente con quienes viven su historia con dignidad y convicción se aprende que no todo lo que se dice es verdad y nada es perfecto aquí y allá.

En La Habana es posible observar como los nativos conocen su historia con precisión y el respeto que tienen por ella es sagrado. Entienden lo que ha pasado y aunque haya quienes quisieran que las cosas fuesen diferentes, saben que en otras partes no todo lo que van a encontrar puede compararse con aquello por lo que lucharon y hacen resistencia.

Nos llamó poderosamente la atención que tanto el área turística como la de barrios no se diferencian de nuestra propia ciudad. La diferencia está que aquí hay capital privado para expoliar a los pobres de las zonas históricas y convertir esas casas que van camino a la ruina en hoteles boutique o mansiones para estrellas de cine o turistas extranjeros. Allá hay que hacerle resistencia al tiempo porque el acceso a remodelaciones está por fuera de sus posibilidades, no porque no quieran o no les interese, simplemente el embargo económico no lo permite. Aun así hay cubanos-as que viviendo y trabajando en el extranjero, le apuestan a su tierra y haciendo un esfuerzo titanico han remodelado o restaurado sus casas para mas cómodamente y esto unido a la posibilidad de arrendar habitaciones para extranjeros dispuestos a compartir con ellos su día a día .

La Habana tiene contrastes socio económicos como toda ciudad capital, pero los mismos no golpean tan dolorosamente como los que yo he visto en mi ciudad. Vi casas sin pintar o deterioradas, y aunque hay casas que literalmente están en muy malas condiciones,el común denominador en alguna zona vulnerable no son los cambuches hechos con plástico.

El cubano-a del común sobrevive con lo que el Estado garantiza como básico para la alimentación y por tanto eso genera limitaciones en la variedad de comida, pero ellos saben usar sus patios para sembrar frutos, legumbres, yerbas,que le den oportunidad para hacer mas variada su comida. Los que están en mejor condición laboral pueden acceder a pequeños super mercados y abastecerse de aquello que no esta en la libreta. Esa es una forma de resolver. Es bueno saber que se prioriza la alimentación de niños-as y ancianos por lo menos en lo que a leche se refiere. Con un embargo económico asfixiante la cadena se rompe por el lado mas delgado.

El transporte publico sigue siendo un nudo gordiano porque no cubre todas las necesidades de movilidad , mucho mas cuando el parque automotor es un museo ambulante. Es evidente lo costoso que es andar en taxi y el servicio masivo aunque usen buses como los de transcaribe a menor precio que acá y sin aire acondicionado, no da basto para movilizar tanta gente.

Nos gustó ver y que nos contaran que para cada especialidad de la medicina hay un hospital y que el Estado garantiza el acceso a la salud sin las trabas del costo o la intermediación. Tienen dificultades con cierto tipo de medicamentos, pero por ejemplo, siendo la Diabetes una enfermedad de alta frecuencia ,el Estado se ocupa que todas las personas afectadas reciban el tratamiento respectivo y control para que la enfermedad sea controlada.

Solo pude saber con respecto a la Educación que ademas de gratuita y regulada por el Estado . En un aula de clases solo hay 20 estudiantes en promedio y los que están en grado 11 y 12 asisten a una IE distinta porque ellos deben ocuparse de prepararse para la universidad.

Lo que sobrepasa todo entendimiento es ver y vivir la música como algo que se lleva en la sangre y espontáneamente surge en cualquier circunstancia. Hacer música no es una tarea, es algo que esta en la sangre . Bailarla es todo un arte.

Caso aparte es la amabilidad y especial acogida que tienen los-as cubanos en sus casas, lo cual es digno de resaltar porque hacen sentir al que les visita que son de la familia sin mas ni mas. Es como ir de vacaciones a la casa de los parientes y que se desborden en hacerte sentir feliz porque hace tiempo que no te ven. Tal cual.

Son muchos los detalles que se quedan por compartir y mas las experiencias que faltaron por ver y vivir pero si sabemos que fue extraordinaria y bien vale la pena repetir con mas tiempo para adentrarse aun mas en esa tierra y su gente con quienes tenemos una conexión innegable en medio de la diferencia.

No todo es perfecto según desde la esquina donde se mira, pero si vale la pena ir y ver con los propios ojos. Volveremos.


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