Cartagena se engalana para el Papa Francisco


Vamos a empezar remando hacia atrás, y espero que por favor, por el amor al Dios que veneras –si tienes uno-, por la gracia y santísima fe que puedas alardear por los inminentes seres supremos que existan en toda la naranja achatada que llaman tierra; por las divinidades griegas del olimpo y por cualquier otra creencia que sostengas, esta vez, de verdad, no vayan a mezclar: Dios, religión, política y razón. Menuda combinación que de por sí resulta ser explosiva, y que varios, prefieren no inmiscuirse en ella.

Esto lo manifiesto desde el principio, porque varios no pasarán del segundo párrafo cuando ya la respiración se les volverá agitada, el rostro comenzará a cambiar, la ceja derecha empezará a subir, y los criterios de la fe, esos diamantes que pulimos cada domingo se sentirán aludidos y entonces vendrán, como las diez plagas de Egipto, la avalancha de improperios, groserías y falsas acusaciones a este espacio virtual.

Todavía, lastimosamente, algunos siguen con la firme posición de que el pensamiento del otro vale poco menos que dos hectáreas de verdolaga, y como respuesta a esa inconformidad y/o atrevimiento usan las armas impecables de la vulgaridad y la descortesía. Naturalmente, acción que no todos ponen en práctica, y que aquellos que quizás sientan algo de ofuscación por tocar las finas telas de la religiosidad, se irán por la vía de los argumentos.

Seamos objetivos con los acontecimientos anteriores en el país. Juan Manuel Santos –Presidente electo de este país bananero- dijo hasta el desespero por los meses de mayo-junio que para los profesores no había ni medio peso roto por la mitad, que el choncho destinado para ese gremio ya estaba flaco y seco, que, para calamidad de todos los profesores, para ellos: ni una tiza. En pocas palabras y sosteniendo su expresión: 1, “nosotros ya llegamos al límite, no podemos ofrecer más, no tenemos los recursos”.

El 6 de septiembre de 2017 es la visita del Papa Francisco a Colombia. A tierras tropicales, más exactamente a nuestra chambaculera y “fantástica” ciudad de carimañolas: Cartagena de Indias; a esta tierra atragantada de confeti y moto-taxis, arribará el pontífice, la representación de Dios en el mundo, cuatro días después, el 10 de septiembre.

Para este excelso evento, el gobierno -sí, este mismo gobierno que se ha gastado casi todos los potes de mermelada embadurnando a cualquiera que le aporte al resurgimiento de este país laborioso y diligente (creo que no es necesario explicar el sarcasmo)- ha destinado a ojos supremamente –y estratégicamente- cerrados 28.000 millones de pesos, de los cuales 5.000 viajarán por un tubo a este corral de caballos flacos para toda su organización y entera planificación, cosa que no falte ni una silla en la hora de la misa, o que no existan botellas de agua mineral para todo el personal del Vaticano, que habrá de sudar alguito por aquello del calor que azota esta maravilla de ciudad de hermosas palmeras.

Habría que prender las alarmas de la seguridad financiera, no sea que por la mala administración que goza esta población de ricos enyucados (hurto sin vergüenza del dinero) por obra y arte del diablo, esa menudita suma de pesos se llegue a perder, y nos toque a nosotros –como es factible- poner los ahorritos para que su santidad pueda pisar este terreno de acalorados feligreses.

Sí alguien ha seguido la trayectoria del Papa Francisco, sabrá que es una persona que le apunta al conocimiento, al saber; es apenas lógico entender que el Papa tenga estas acertadas inclinaciones, no existe una vocación tan importante en la humanidad, como ser o crear ese vínculo de conocimientos entre individuos, función que proclamó el enviado de Dios, y que sus apóstoles, en cabeza del primer Papa de toda la historia, Pedro, se ha convertido desde el inicio de los días, como una de las vocaciones más determinantes.

Jorge Mario Bergoglio ha demostrado ser un iluminado pedagogo, no es para menospreciar tener las riendas de una de las religiones más representativas del mundo, y cada día, cada domingo sea él el personaje que promulgue la doctrina practicante a toda la comunidad católica. Para no irnos muy lejos –o quizás sí- si algo dejó Jesús de Nazaret, fue esa forma tan original de enseñar, actitud y aptitud que por obvias razones el Vicario de Cristo posee de forma clara y transparente.

Bergoglio ha dado cátedra de tolerancia y respeto, pilares de un profesor, una de las bases de la sabiduría, puntos claves y fuertes para la hermosa vocación del docente; como es natural de esperase, el pontífice durante todo el tiempo en que ha estado al frente en la marañita esta de ser Papa, públicamente ha alabado el trabajo del docente: 2, “maestros son artesanos de humanidad y constructores de paz y encuentro, ojalá los gobiernos tomen conciencia de la magnitud de su tarea”; 3, "enseñar es un trabajo bellísimo, lástima que los profesores están mal pagados".

No habría que escarbar más en sus múltiples declaraciones sobre los docentes, no habría que seguir espiando la cantidad de flores que han sido arrojadas con sentido orgullo por el Pastor Universal; si hay algo que este señor tiene supremamente claro, es que los buenos docentes en la humanidad, son y han sido estrictamente fundamentales para la sociedad.

En vista de las anteriores afirmaciones, Jorge Mario Bergoglio, está al tanto de la situación de los docentes actualmente en todo el mundo, eso es un punto que tiene unos cuantos tornillos que ajustar; por ejemplo: ¿Sabrá el Papa de las espinosas declaraciones de Santos a los docentes? ¿Será que sabe la cifra otorgada por Santos para su venida al país, y que meses atrás, para los docentes, para esa gruesa cantidad de formativos, a los cuales aplaude su trabajo –el papa por supuesto-, ni una tapa de gaseosa? En todo caso, el papa no es presidente de este país monstruosamente creyente, y por ende no tiene cucharas en este sancocho chibchombiano que tiene a más de uno quemado.

¿Qué diría el Padre Santo si se le comunica de manera formal que unos meses atrás no había plata para nada en Colombia, pero que igual como el vino en la bodas de Caná, idéntico a la curación de los dos ciegos de Jericó, el dinero en esta tierra de ricas granadillas ha aparecido para preparar su llegada, así no más, como un milagro; como fenómeno inexplicable en este país de una esquizofrenia intratable; como un asombro que ha de mover montañas así tengas o no granitos de mostaza en los bolsillos.

Existe algo muy particular en las prioridades de Colombia, o más bien, en las decisiones de su potentado presidente. Santos, ese hombre de particular engaño, que ha trabajado hasta las varillas del cansancio por esta tierra de mojarras y ajiacos, ha sembrado –y gracias a Dios- la semilla lenta de la paz, pero que lastimosamente en sus manos no le cabe otro gramito de barro más, ha decretado, como para ponerle el último lacito al regalo, como para darle la última pincelada al más puro estilo pintor italiano al cuadro escandaloso de su mandato, otorgar los millones que sean necesarios para que el Sumo Pontífice no deje de pisar el país del chontaduro y de la agua e´ panela con limón.

Pues bien, no vengan con la atarraya de las religiones, el actuar en la fe, el proceder bajo los dictámenes de Dios o particulares creencias, están algo distantes del accionar político, aunque algunos compartan la idea, de que las religiones no se separan mucho del modus operandi de ellos, tampoco ocultemos –y que no salga este secreto de la vía láctea- que más de un partido político ha sido aliado de uno que otro sacerdote… bueno, ese temita picante se lo dejo a otro que quiera hacer malabares con llamitas de fuego.

Sería algo harto explicar de qué forma actúan los malos políticos en el país. Está claro cuál es la prioridad del Presidente. Invertir unos cuantos miles a esa imagen que cada vez está más sucia y olvidar por completo –con un leve aire de burla- a toda esa cantidad de gente que de verdad necesita el dinero para progresar, para sacar de la ignorancia a todo aquel que por buena suerte haya nacido en Colombia.

Acá no importa qué tan ahorcada esté la educación en el país de la Virgen del Carmen, lo que de verdad interesa, es direccionar cifras de dinero en cantidades alarmantes para la propia conveniencia; lo que de verdad vale la pena, es que si el Papa, o cualquier otra celebridad de la orbe que desee pisar el concreto del país más feliz del mundo, se le tendrá más en cuenta que a aquellos que duran toda una vida formando el criterio, a las generaciones que están creciendo de forma desnutrida en el país del Sagrado Corazón de Jesús.

La delegación carnal elegida por Dios vendrá a Cartagena con emoción e infinitas ganas, esa misma emoción y felicidad que muchos de sus seguidores y toda la completa feligrasía destilan al pasar los meses, emoción merecida por sus plegarias y rosarios, ese gozo que ha cambiado el lamento en baile, ha de ser real en tan pocos días. Esa misma felicidad bien dirigida por su inquebrantable fe y optimismo acompañada por conciertos de panderetas y ayunos, será en definitiva el premio a la espera de todo ese gremio católico que ha de profesar la palabra, y que obedece los designios del creador, a todo ese gremio, que vive su fe de forma verdadera, como tuvieron que haber dicho los españoletes en la época de la conquista de América: en hora buena.

Cartagena, ¡oh ciudad de loca ternura! Será escenario una vez más para atender tan apoteósico evento; estoy de acuerdo que el Papa arribe a esta ciudad, lo cual para explicarlo tocaría hacer otro minucioso escrito, y no por eso estoy del lado del prestigioso presidente que ha hecho hasta para vender en sus años de mandato, nunca podría estar de acuerdo en usar los medios generales para uso personal. Quedará en las piedras secas de la historia colombiana, que se le presta más atención, en la cabeza del presidente de la época, a la venida del Santo Padre, que a los educadores del país. Qué paradoja vive esta sociedad, donde vale más una visita extranjera, que la enseñanza para su inminente progreso. Perdurará una contradicción apremiante, el saber que Jorge Mario Bergoglio ha sido un defensor y un adepto admirador de los docentes, en un país donde no se le tienen mucho en cuenta.

Sí algo necesita Cartagena de Indias, es por lo menos que el Papa Francisco riegue bendiciones, empape de gracia y prosperidad como ha de esparcirse la aurora boreal por los cielo a toda esta población que tanto la necesita. Bienvenido sea el Vicario de Cristo, y no sigamos apalastrando las pésimas decisiones que toman los dirigentes que nosotros mismos elegimos.

1. Fuente: http://www.elcolombiano.com/colombia/educacion/santos-le-dice-a-los-maestros-que-no-tiene-recursos-AH6678543

2. Fuente: http://es.radiovaticana.va/news/2016/03/14/papa_francisco_maestros_humanidad_paz_encuentro/1215165

3. Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1776175-papa-francisco-ensenar-es-un-trabajo-bellisimo-lastima-que-los-profesores-estan-mal-pagados

Otras: http://www.elpais.com.co/colombia/esto-es-lo-que-le-costara-a-la-visita-del-papa.html


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