Consulta rectoral


Sin precedentes en la historia de la universidad de Cartagena su consulta rectoral se ha convertido en un circo romano. Lo único  claro en todo el estamento universitario es que no hay elecciones, sino una consulta interna para escoger a los posibles elegibles que reemplacen al rector actual.

Se presentaron impugnaciones contra los aspirantes y la única que prosperó fue la del doctor Gustavo García Fernández, dejándolo por fuera de la consulta. Las otras no surtieron efecto y parece ser que el comité de impugnaciones reconoce al final que estas no son sus competencias y sugieren a  la universidad resolver estos asuntos, aplicando sus propios estatutos. Pareciera que los estatutos es lo que nunca han aplicado.

Aquí comienza todo. Comenzaron las demandas, tutelas, improperios, insultos, amenazas y otras cosas más. Por eso es que cada día coge más fuerza, que las reelecciones son malas. No generan democracia sino  aumenta el espejo absorbente de la corrupción. El poder da para todo. Hasta último momento lucharon para doblegar los estatutos y reelegir al doctor Germán Sierra Anaya.

Llega la consulta  a los estrados judiciales. La razón, contravenir la fecha de su realización y resarcir los derechos del candidato inhabilitado. Una tutela presentada ante un juez de la república, sería la que dirimiría los abusos cometidos que permitiera tener a Gustavo García Fernández nuevamente en la consulta.

Y así pasó, el juez primero penal del circuito, doctor Fredy Machado ordena, “primero, al Consejo Superior de la Universidad, dejar sin efecto la decisión del Comité de Impugnación. “Segundo, restablecer los derechos del doctor Gustavo García Fernández  de elegir y ser elegido”. “Y tercero, quizás lo más importante, que la universidad adecue sus estatutos que permitan realizar un evento participativo y democrático y la consulta se realice en un solo día y los resultados se conozcan inmediatamente” Y no dar los resultados el 26 de mayo, después de las presidenciales.

Cuando todo el mundo esperaba que el Consejo Superior de la Universidad de Cartagena, en cabeza del rector,  acatara lo ordenado por el juez, expiden una resolución convocando a nuevos foros abiertos con los candidatos, nuevo comité de impugnaciones, nombrado por el mismo rector, y nueva fecha para realizar la consulta, decidiendo de una manera inconsulta el 24 de mayo próximo, día sábado y un día antes de la elección presidencial. Y algo contundente y muy bien dirigido, traen de los cabellos unas disposiciones dentro de la administración pública sobre inhabilidades, desconociendo la ley 30 de 1992 que es la que rige  la Educación Superior, como régimen especial. -Todo  bajo el amparo de la autonomía universitaria, según su conveniencia-

¿Quiénes votaran este sábado 24 de mayo? Los programas a distancia, todos los catedráticos pendientes de su segunda programación del 2014. Los profesores de planta, que son los más indicados para votar y los estudiantes presenciales, quizás no salgan a votar, se van el viernes y regresan el lunes, y si agregamos la final de la Liga de Campeones entre Real Madrid y el Atlético de Madrid, mejor dicho,  pareciera que se tejiera un andamiaje diabólico para descalificar la consulta.

No se puede luchar contra la corriente. La polarización de la universidad llegó a su punto máximo, no hay nada seguro, todo se convirtió en un boomerang o bumerán para los que pretendían imponer un candidato. La comunidad universitaria no tuvo que hacer mucho esfuerzo para entender y enterarse de todo  lo que pasa en su interior. Los riesgos son grandes que están rayando el código penal.

Y como para rematar todo este entarimado sobre la consulta, sus directivas van a experimentar el voto electrónico, otra medida inconsulta, y violentando cualquier proceso eleccionario en Colombia. Consecuencia, el Ministerio de Educación Nacional interviene por su aplicación al no corresponder a un proceso consensado. Y hace unos requerimientos al rector sobre  la consulta electrónica.


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