Licencias falsas, ¿quién las colocó?


No es sana la situación que vive Cartagena, a raíz de la caída del Edificio Portal de Blas de Lezo II en el mismo sector. Este suceso deja al descubierto la vulnerabilidad del distrito y la complicidad corrupta que se ha engendrado en algunas entidades que la conforman. El Palacio de la Aduana tiembla de terror, de dolor, de rabia y de miedo por las 21 víctimas fatales, los 23 heridos y las familias afectadas.

Llama la atención que este evitable desastre haya ocurrido en el mismo barrio de donde surgió Manolo, Blas de Lezo. Barrio popular por excelencia y de gran arraigo en la ciudad. ¿Será mera casualidad o causalidad? El tiempo nos arrojó, que las licencias de construcción y la mayoría de construcciones no cumplen con las especificaciones técnicas (48 de 75 son falsas). Resultado, es una causalidad desbordada por la mala panificación a que ha sido sometida la ciudad durante mucho tiempo. –Pasó factura-

¿Desde cuándo no se hace una reestructuración administrativa en el distrito? Hace más de 20 años. Eso ha ocasionado que se hayan conformado mafias a su interior. Es el modus operandi en muchas entidades del gobierno local, departamental y nacional. Los primeros enemigos del gobernante son sus propios funcionarios. Del Palacio de la Aduna salen todas las informaciones pertinentes para los opositores del gobierno de turno. Es una lucha, es una carrera contra el tiempo que los perjudicados somos los ciudadanos.

Ya todo el mundo sabe que la Licencia de Construcción del Edificio Portal de Blas de Lezo II es falsa, entonces, ¿quién la colocó? Las Licencias de Construcción no se colocan solas en las obras. –De nada valió la advertencia del veedor Tovar- Sale a relucir la experticia de las autoridades competentes para emitir licencias, azuzados por particulares y por la codicia del dinero se las ingeniaron conformando el Cartel de las Licencias falsas. Esto da pánico, y muy seguramente en otros frentes los Carteles también existen. No se les puede escapar el de la educación, la salud, el de vivienda, el del transporte, el del turismo, el de puertos, etc., etc., mejor dicho, mejor no seguir.

Este descontrol enorme, deja muy mal parado al gobierno, “primero la gente”. Es el menos culpable, pero la administración pública es una sola y tiene que responder. Están pasando cosas que no se alcanzan a imaginar. Analicen esta conversación con un niño de sólo 7 añitos en un barrio pobre. “Yo la tengo clara”, ¿cómo así? “no mi vale, mi padre está preso por homicidio, yo cuando tenga la mayoría de edad voy por la misma”. “Así le evito a mi mama y a mi hermana andar rebuscándose en lo que sea para la comida” “En la cárcel me dan mis tres comidas”. Se las dejo ahí.


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