Otra vez Cartagena sin alcalde


Otra vez Cartagena sin alcalde. No es lo mismo el titular que el encargado por muy buena voluntad que tenga. Cartagena se ha convertido en la campeona mundial en cambiar alcaldes. Van más de 8 en los últimos cinco años. En términos de administración pública esto es un desastre para cualquier ciudad. Caso contrario, la continuidad de los gobiernos es la única manera de garantizar que se ejecuten adecuadamente todos los proyectos que aparecen registrados en un plan de desarrollo.

Alcaldes de las grandes ciudades como París con Chirac y Nueva York con Giuliani o Bloomberg que se han mantenido en el poder por más de 10 años, son gobiernos exitosos con altos índices de crecimiento y desarrollo de sus ciudades. En la Costa, Char en Barranquilla es otro ejemplo. Así lo registra la historia y los más avezados planificadores del mundo lo confirman. Pero en la fantástica esto es una quimera. –Alcaldes van y alcaldes vienen. Esto es terrible, muy terrible-

La interinidad le hace un daño enorme, el atraso en todo es inminente dada la delicadeza con que debe actuar el alcalde encargado. Los niveles de pobreza seguirán en aumento. Ningún proyecto de desarrollo en los próximos años apunta a erradicarla o disminuirla. En la agenda del alcalde titular con su programa “primero la gente” ni el que venga tiene priorizado atender a tantas familias históricas que se encuentran en la pobreza extrema.

¿Ha llegado el distrito de Cartagena a ser considerada una ciudad fallida? Los acontecimientos y todo lo que viene la pueden graduar como tal. Ahora mismo es, “una ciudad frágil”. ¿Qué es una ciudad fallida? La ciudad que no alcanza lo planeado, una ciudad que fracasa en sus potencialidades y termina detenida en su desarrollo. Wikipedia, afirma que se caracteriza por fracasar en lo social, político y económico un estado fallido, parodiando con Cartagena, eso es lo que pasa aquí.

Los culpables de una ciudad fallida son sus dirigentes, sus organizaciones sociales y empresariales y por supuesto los mismos ciudadanos. La incoherencia que existe en lo que se quiere alcanzar o lo que queremos de ciudad hacia el futuro, con las políticas públicas. El interés particular es el que ha primado desde hace muchos años. En el Corralito de Piedra viven o tienen propiedades los más adinerados de Colombia, de Cartagena y algunos del mundo. Eso no dice nada, al fin y al cabo no les importa, lo que sí les importa es tenerla para su diversión y fiestas permanentes.


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