Fabio tenía 14 años cuando se enfiló en las Autodefensas Unidas de Colombia.
Hacerlo era parte de una tradición familiar y una opción de trabajo. Sus tíos, hermanos y primos habían tomado ese camino.
Duró tres meses entrenando y luego con arma en mano salió a combatir en los alrededores del municipio La Dorada, Caldas, hasta cuando cumplió 22 años.
Siempre extrañó su casa, las arepas que su mamá le hacia en el desayuno y bañarse en la laguna que quedaba cerca a su casa.
Se desmovilizó en Las Mercedes, Antioquia, porque Carlos Castaño le dio la opción. Fue en 2006. En ese momento se sentía cansado, con ganas de estar con su familia y empezar una vida diferente a la que había tenido desde niño.
Ahora está tranquilo y se siente feliz. Ayer hizo parte de los 30 reinsertados que graduó la Agencia Colombiana para la Reintegración en Bolívar como ciudadanos capaces de llevar una vida social sana.
El grado hace parte del proceso que desarrolla el Gobierno cuando miembros de grupos al margen de la ley deciden bajar las armas.
Son seis años de acompañamiento por un equipo interdisciplinar que les hace seguimiento y talleres en 8 dimensiones esenciales: salud, habitabilidad, ciudadanía, educación, productividad, seguridad, desarrollo personal y familiar.
Allí se les fortalecen las habilidades y capacidades que cada uno de ellos tiene, de acuerdo a sus proyectos de vida.
“Vemos un proceso exitoso con el programa.
En la actualidad tres cuartas partes de las personas que pasan por este proceso se mantienen en la legalidad, lo cual representa un porcentaje muy alto.
La mayoría de las personas aprovechan la oportunidad para rehacer sus vidas y son muy pocas las que están en bandas criminales como se ha generalizado”, manifestó Álvaro González Fortich director de la Agencia Colombiana para la Reintegración en Bolívar.
Después de que estas personas reciben la certificación por parte de la Agencia, esta realiza labores de monitoreo y supervisión de manera periódica para verificar que los graduados estén en los márgenes de la legalidad y que continúen exitosamente su proyecto de vida.
Muchos de ellos tienen sus propios negocios gracias a la inversión de capital semilla que se gestiona por medio de la Agencia Colombiana para la Reintegración, y otros optaron por aumentar su nivel académico como profesionales, técnicos o bachilleres.
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