Un prelado de la iglesia católica colombiana denunció ayer que un obispo de Medellín recibió amenazas de muerte por parte de desconocidos y que en una medida de prevención, el obispo ya salió de la ciudad. La policía ofreció una recompensa de 20 millones de pesos (unos 10.200 dólares) por datos que lleven a los autores de las amenazas, dijo telefónicamente el general Orlando Páez, director de operaciones de la Policía Nacional. Reveló además que debido a que trabajan en zonas peligrosas, 17 obispos, de los 91 que hay en el país, tienen escoltas de seguridad. La denuncia fue hecha ante medios locales por monseñor Alberto Giraldo, arzobispo de Medellín, ciudad a unos 250 kilómetros al noroeste de Bogotá, y que recientemente ha visto un incremento en el número de casos de homicidios, entre otros delitos. La amenaza fue hecha contra monseñor Víctor Manuel Ochoa, uno de los cuatro obispos auxiliares de Medellín, agregó Giraldo en entrevista telefónica con la AP. Según Giraldo, el 3 de diciembre por la mañana un desconocido llegó a la sede de la Arquidiócesis y entregó una caja de regalo dirigida a Ochoa. Dentro del paquete estaba una foto del obispo auxiliar, seis balas, un sobre de papel negro como los que son utilizados aquí para enviar condolencias por la muerte de una persona, así como una hoja escrita con referencias a monseñor Isaías Duarte Cancino, un crítico de los narcotraficantes y de las guerrillas y quien fue asesinado a tiros en marzo del 2002. El caso de las amenazas contra Ochoa fue informado a las autoridades, dijo Giraldo. Monseñor Ochoa ya salió de la ciudad de Medellín con destino a una localidad que se mantiene en reserva por su seguridad, dijo Giraldo. “Nos sorprenden estas amenazas, pero seguimos adelante”, añadió.
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