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Beatifican a reliosa mexicana

REDACCIÓN MUNDO

21 de abril de 2012 04:19 PM

La Beata María Inés es una de tres mexicanas en proceso de canonización, que buscan seguir el camino de Santa María de Jesús Sacramentado, la santa única mexicana.   
El Cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y enviado de El Vaticano, ofició la misa de beatificación acompañado del cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera y otros 36 obispos de todo el mundo.      
“La beatificación de la madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento es también un reconocimiento de la Iglesia a una mujer que ha encarnado ejemplarmente las mejores cualidades humanas y espirituales de su pueblo”, dijo Amato durante la ceremonia.       
La nueva beata es la fundadora de la Familia Inesiana, conformada por las Misioneras Clarisas, las Misioneras Inesianas Consagradas, los Misioneros de Cristo, el Grupo Sacerdotal Madre Inés y los Misioneros Van Clar, con presencia en catorce países y más de seiscientas religiosas en misiones de todo el mundo dedicadas a la evangelización, la educación y la ayuda a los enfermos.        
Más de 12.000 personas llenaron la Basílica de Guadalupe. En la misa estuvo el niño Paquito, que recibió el milagro de la Madre María Inés, por el que El Vaticano le concedió la beatificación.  
En el año 2001, cuando Paquito tenía tres años, se ahogó en una alberca. Los reportes médicos lo diagnosticaban con daño cerebral y altas posibilidades de muerte. La familia del niño, originaria de Guadalajara, Jalisco, pidió la intercesión de la Madre María Inés y el niño se recuperó sin ninguna secuela, dijo monseñor Pedro Agustín Rivera Díaz, capellán de la Antigua Basílica de Guadalupe y miembro de la Familia Inesiana.         
En la misa se presentó como reliquia cabello de María Inés, que las hermanas de su congregación habían guardado, dijo la hermana Ana Rosa Macías, madre superiora de la Casa del Valle de las Misioneras Clarisas.      
La religiosa explicó que las hermanas que le cortaban el pelo a María Inés solían guardar su cabello y que cuando se inició el proceso de beatificación pidieron a todas las que tuvieran algo de ella entregarlo. Gracias a eso no fue necesario exhumar los restos de la beata.        
“Se hizo una trenza con su cabello y se puso en relicario que se entregó en la misa”, dijo Macías.      
La beata nació en Ixtlán del Río, Nayarit, en 1904. Según información del Arzobispado, a los 14 años ingresó al Monasterio de Clarisas del Ave María, en Los Ángeles, California, porque en ese momento había una persecución religiosa en México. A los 29 hizo sus votos.           
En 1945 María Inés fundó la Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, en Cuernavaca, Morelos, que se extendió a catorce países.      
“Era una mexicanita que no pintaba mucho porque ¿quién iba a creer que una mujer de un país tercermundista iba a lograrlo (crear una nueva congregación) ? Pero (ella) se lanza, no mide. Decía yo estoy segura que cuando vean a la Morenita del Tepeyac van a caer de rodillas a ella. Y así fue, en Japón, India, Sierra Leona, países musulmanes como Indonesia, la gente se convirtió (al catolicismo”, dijo Macías.         
La Beata María Inés falleció en 1981 en Roma, donde se conservan sus restos. En 1992 la congregación pidió abrir el proceso de beatificación, que duró cuatro años. Con el milagro a Paquito, El Vaticano aprobó la beatificación.
 

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