Los lectores opinan sobre un editorial sobre la enfermedad del ruido que amenaza a Cartagena. Roberto Maza dice que “La contaminación ambiental por ruido es uno de los problemas más serios que sufre, no solamente Cartagena, sino las principales capitales... Si a un comerciante se le ocurre la idea de contratar un locutor y poner un parlante en la puerta de su negocio, nada ni nadie se lo impide. Colombia es un país de leyes y existen éstas que penalizan el abuso por ruido ambiental. Pero aquí se obedece pero no se cumple”. Algunos como Rasputín señalan sobre el prejuicio y la falta de sentido común al creer que toda felicidad debe ser ruidosa. “... Si pensamos que para ser felices tenemos que tener un equipo de sonido y que suene duro, como símbolo machista y de poder. En las busetas y buses es el super macho. En Los zapaticos el que más llame con el pitico a los usuarios es el más vivo. El que no cumple la ley en vez de ser el más bruto, aquí es super macho. Cartagena es la ciudad más ruidosa de Colombia”. Hobopu: “Los abusos en los decibeles son una consecuencia de la falta de autoridad. No estoy de acuerdo con su afirmación en el sentido de que el EPA y la policía hacen esfuerzos para controlar el ruido. En los barrios de Cartagena las tortuosas rumbas con elevados decibeles todos los fines de semana no tienen control porque sencillamente la policía no atiende los llamados de las comunidades atormentadas. Se requieren decisiones drásticas, decomiso de los aparatos y otras sanciones, pero ni siquiera se cuenta con la presencia policiva”.
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