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En el Museo del Pene en Islandia, todo es cuestión de tamaño

REDACCIÓN MUNDO

11 de julio de 2011 04:13 PM

El Museo del Pene de Islandia, que exhibe desde falos gigantescos de ballenas hasta los microscópicos testículos del ratón de campo, hace un inventario de este órgano masculino en todas las (des)proporciones y acaba de poner en una vitrina su primer ejemplar humano. 
“Este es el más grande”, muestra el fundador y conservador del museo islandés, Sigurdur Hjartarson, refiriéndose a un enorme tubo de plexiglas que contiene una masa blancuzca, grande como un tronco y largo como un hombre. 
Este pene es de un gran cachalote, pesa 70 kilos, mide 170 centímetros y flota en formol, no es más que “la parte externa”, explica Hjartarson a la AFP. 
“En realidad, el pene completo podría tener cinco metros y pesar entre 350 y 450 kilos. Evidentemente, el animal del cual proviene pesaba alrededor de 50 toneladas”, afirma riendo tras su barba este director de escuela jubilado de 69 años. 
Este órgano es tan sólo uno de los 276 especímenes expuestos que proceden de 46 mamíferos de Islandia y de algunos invitados-estrella extranjeros, en el que es considerado el único museo del pene del mundo, perdido en la pequeña aldea pesquera de Husavik, en la costa norte de Islandia. 
La salita está llena de probetas y bocales de vidrio de todas las formas y todos los tamaños imaginables. Estos contienen los miembros de ballenas, delfines, morsas, salmónidos, morsas, machos cabríos, osos blancos y ratas, entre muchos otros. 
En este templo de la virilidad, largos ejemplares secos decoran los muros, mientras que otras vergas fueron transformadas en látigos o bastones. 
Sigurdur Hjartarson inició su extraña colección en 1974. Afirma que cuando era niño le entregaron un látigo elaborado con un pene seco de toro para llevar las vacas a pastar. Luego, uno de sus amigos le regaló uno. 
Veintitrés años después, Hjartarson abrió un primer museo en Reykjavik, que en 2004 trasladó a Husavik, dando notoriedad internacional a su modesto pueblo de unos 2.200 habitantes. 
Se trata de un verdadero pene, perteneciente al difunto Pall Arason, fallecido en enero pasado a los 95 años, que prometió donar su sexo en 1996. 
“Lo esperé 15 años”, bromea Sigurdur Hjartarson, recordando a su amigo, “un pionero del turismo islandés y un célebre seductor”. 
Aunque se entusiasmó por las ballenas, Martin Thorsen, un visitante islandés de 42 años, reconoce que “se decepcionó bastante con el homo sapiens”. 
“No tiene importancia. Era un anciano, pero pronto tendré uno más joven, grande y hermoso”, afirma Hjartarson. 
Ya recibió promesas de donaciones de un británico y de un alemán, sin olvidar a un estadounidense que prometió dárselo... en vida. 
Htartarson no ha decidido si donará su miembro al museo. Todo depende de quién muera primero, él o su esposa. “Si es ella, mi espécimen formará parte de la colección. Pero si soy yo, lo ignoro. Ella podría negarse”, confiesa divertido.  

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