El G8 se mostró decidido el viernes a impulsar la democracia en los países árabes al tiempo que amenazó a Siria con “otras medidas” y reafirmó que el dirigente libio Muamar el Gadafi “debe irse”, en el último día de la Cumbre de Deauville, noroeste de Francia.
En la declaración final de la Cumbre bajo presidencia francesa, los líderes del G8 indicaron que están “horrorizados por las muertes de muchos manifestantes pacíficos como resultado de las repetidas y graves violaciones a los derechos humanos en Siria”.
“Instamos a las autoridades sirias a cesar inmediatamente el uso de la fuerza y la intimidación contra el pueblo sirio y a responder a sus legítimas demandas”, afirma el texto aprobado por los jefes de Estado y de Gobierno de Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Canadá, Italia, Japón y Rusia.
Más de dos meses después del inicio de las protestas contra el gobierno del presidente sirio Bashar Al Asad, la represión dejó más de 1.000 muertos -tres más el viernes en el sur del país- y al menos 10.000 detenidos, según organizaciones de derechos humanos.
“Si las autoridades sirias no tienen en cuenta este llamamiento, estudiaremos otras medidas”, afirma la declaración final que baja el tono de un borrador previo que mencionaba el recurso a una “acción en el Consejo de Seguridad de la ONU”.
La situación en Siria es “dramáticamente diferente” a la de Libia, dijo a la prensa el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Ryabkov.
Todos coincidieron en cambio en que el dirigente libio Muamar Gadafi “ha perdido toda su legitimidad” y “debe irse” pues “no tiene futuro en una Libia libre y democrática”.
Barack Obama y Nicolas Sarkozy, impulsores junto a Gran Bretaña de los bombardeos en Libia, reafirmaron su decisión de “terminar el trabajo” en ese país del norte de Africa.
Invitados especialmente a Deauville, los primeros ministros de Túnez, Beji Caid Esebsi, y Egipto, Esam Sharaf, participaron en una sesión de trabajo en presencia de responsables de las principales organizaciones internacionales: ONU, Liga Árabe, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional (FMI).
Tunecinos y egipcios, que entre enero y febrero de 2011 derrocaron a sus regímenes autoritarios necesitan 25.000 millones de dólares y 12.000 millones respectivamente.
Sarkozy propuso al G8 que otorgue un paquete financiero global de 40.000 millones de dólares a los países de la “primavera árabe”, anunció el viernes Jalud Ayed, ministro de Finanzas de Túnez, país que celebrará elecciones en “los próximos meses”.
Túnez se va “muy satisfecho” por la declaración del G8, dijo. “Está claro que todos quieren ayudarnos”, sostuvo Ayed sin precisar el origen de la ayuda que debería formar parte de préstamos de organismos internacionales.
El FMI anunció el jueves que estudia proponer préstamos de hasta 35.000 millones de dólares a los países importadores de petróleo de Oriente Medio y el norte de África.
Estados Unidos, Gran Bretaña, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo anunciaron varios miles de millones de dólares a los países árabes para sostener su democratización.
Pero en Deauville, el FMI era mencionado porque los europeos afirman que tienen “asegurado” el nombramiento al frente de ese organismo de la francesa Christine Lagarde en reemplazo de su compatriota Dominique Strauss Kahn, inculpado por intento de violación en Estados Unidos.
“Lagarde, está hecho”, dijo una fuente europea antes de admitir que “habrá que encontrar compensaciones para los BRICS”, grupo formado por los cinco grandes emergentes (China, India, Brasil, Rusia y Sudáfrica) que reclama el control de ese organismo.
Argelia, Egipto, Etiopía, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, así como Costa de Marfil, Guinea y Níger estaban invitados a la última jornada del G8 para hablar de seguridad y paz en la región.
Del desarrollo en África hablarán todos durante un almuerzo en la Villa Le Cercle, un elegante salón de banquetes de Deauville, donde ONGs denunciaron el incumplimiento de las promesas de ayuda de 50.000 millones de dólares hechas por el G8 en 2005.
ONE, la ONG del cantante irlandés Bono lamentó “la falta de anuncios concretos en favor del desarrollo” y dijo que el texto final “es una declaración de buenas intenciones”.
La primera dama de Francia, Carla Bruni, cuyo embarazo dejó de ser un secreto, recibió a las esposas de varios dirigentes para almorzar y hablar de la protección de las madres y los niños con Sida que en 2008 costó la vida a 1,5 millones de personas en el Africa subsahariana.
Estados Unidos ejercerá en 2013 la presidencia del G8 que hasta fin de año seguirá ocupando Francia, que en noviembre recibirá en Cannes al G20 en pleno.
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G8 decidido a impulsar democratización en países árabes
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