Huilense concluyó travesía por el Río Magdalena

A la una de la tarde, este docente huilense logró ver el puente Pumarejo y se dio cuenta de que había alcanzado su sueño. Conoció lo mejor y lo peor del Río Magdalena y logró llamar la atención del olvido al que el país ha sometido al que fue el principal propulsor del progreso. “Les confieso que es una estampa que nunca voy a poder borrar de mi mente, me sentía en casa porque hacia días había visualizado el momento de tocar tierra firme y lloré de la emoción”, sostuvo al llegar a la Sociedad Portuaria de Barranquilla. Unos 1.600 kilómetros nadó Honorio desde San Agustín (Huila), en compañía de un equipo conformado por su novia Viviana, su padre, un camarógrafo, dos fotógrafos y cuatro amigos deportistas, quienes lo escoltaban en dos lanchas y dos kayaks. A lo largo de la titánica aventura, le iban suministrado agua, suero oral y todo lo que fuera necesitando en el camino. Con las notas del himno nacional, aplausos y las felicitaciones de cientos de curiosos que lo rodearon, Honorio vivió el momento para el que se había preparado meses atrás. El huilense confesó que vivió momentos de dificultad en los que su cuerpo comenzó a experimentar los estragos de la fatiga, el cansancio y la pérdida de la fuerza, pero con la ayuda de sus acompañantes y la motivación propia de los que luchan por sus objetivos, Honorio se sobreponía jornada tras jornada y continuaba conquistando el Magdalena de día y de noche. Se tropezó con basura, animales muertos, tanques, desechos, maquinaria y todo tipo de objetos. En esos momentos comprendía que su objetivo estaba más que justificado y que el Magdalena necesitaba más de este tipo de protestas. Los planes ahora son hablar de su experiencia, plasmar sus vivencias en un libro o en cuentos infantiles con los que llame la atención a las nuevas generaciones de la importancia del Río Magdalena. Un documental también será otro de los proyectos que emprenderá después de recuperarse físicamente.