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Los conductores de taxis están molestos por exclusión durante Mundial

REDACCIÓN MUNDO

27 de abril de 2010 12:01 AM

Los colectivos de conductores de taxis están molestos por haber sido relegados de los planes de transporte para el Mundial de Sudáfrica, un resentimiento que despierta preocupación en un sector conocido por sus arrebatos violentos. “Todos queremos formar parte del Mundial pero, en la actualidad, todos estamos excluidos. No es justo”, señala Ralph Jones, portavoz del Foro de Asociaciones de Taxitas Unidos (Utaf). “Cuando preguntamos por qué, no nos responde”, se lamenta. “¿No es esto una receta para la violencia?”, se interroga. La semana pasada, cerca de 3.000 conductores de microbuses privados marcharon hasta la sede del gobierno en Pretoria, donde se abrieron paso para entregar un memorando al ministro de transportes. En este documento, solicitan estar integrados en el dispositivo previsto para el transporte de aficionados al fútbol hasta los estadios y se quejan de la creación del “Bus Rapid Transit” (BRT). Este sistema integrado de lineas de bus es una revolución en Sudáfrica, ya que el régimen de apartheid denigró el transporte público para mantener a la población negra lejos de las ciudades. Inaugurada en agosto de 2009 entre el municipio de Soweto y el centro de Johannesburgo, la red de transportes fue ampliada en febrero. Con paradas cerca de los estadios de Ellis Park y Soccer City, los autobuses deberían llevar a decenas de miles de turistas durante el Mundial. Los colectivos, que temen perder su cuasi monopolio, se oponen firmemente. En cada etapa de su aplicación, organizan manifestaciones, queman neumáticos o bloquen las calles. Incluso, en varias ocasiones se produjeron disparos dirigidos a los nuevos autobuses, dejando dos heridos en 2009. Además, la policía tuvo que escoltar al reciente medio de transporte público durante las protestas de estos. Desde hace unas semanas, la situación esta más tranquila pero las preocupaciones no han desaparecido. “Sigo siendo escéptico sobre el BRT. Uno no puede estar seguro de si va a ser atacado por los taxistas”, declara a la AFP el conductor del nuevo autobús, Collen Mokwena. Sin embargo, mantiene su simpatía hacia el colectivo de taxis. “Siento pena por ellos. Han sido útiles en el transporte bajo el apartheid”, prosigue Mokwena. Este no es momento para la generosidad. Desde la introducción del BRT, “hemos perdido muchos clientes”, precisa Peter Mashakeng, que ha estado esperando cuatro horas para poder salir de la estación de autobuses de la ciudad con su minibús. Consciente de la situación, las autoridades se han comprometido a dialogar con los representantes del sector de taxis. “El gobierno desea arreglar los problemas del sector, pero la violencia y las intimidaciones son inaceptables y no serán toleradas”, explicó el minitro de transportes, Sibusiso Ndebele.

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