Más de 20 niños asesinados por sus familiares este año

Sólo tuvo nombre al momento de su sepelio, cuando sus vecinos le pusieron María, cinco días después de que su propia madre la ahorcara. Ese es el trágico desenlace de una historia que ha estremecido a los habitantes de Samaná (Caldas), pero que es desconocida para el resto del país y permanece en la impunidad. “Apenas nació María, el pasado 30 de marzo, fue ahorcada por su propia madre con el cordón umbilical, causándole, incluso, fracturas en uno de sus brazos”, relató Julia*, una vecina que conoció de cerca el caso. El cadáver fue encontrado cinco días después debajo de la cama de la presunta asesina, envuelto en un periódico y una sábana, según contó la vecina. Pese al macabro descubrimiento la mujer, de 23 años y ex docente de una escuela de Caldas, sigue caminando por las calles de Samaná como si nada hubiera pasado, porque la investigación aún está en la etapa de “recaudación de pruebas”. Casos como éste ocurren a diario en Colombia, muchos de los cuales ni siquiera se hacen públicos, al punto que el subregistro alcanza el 80 por ciento. Dos meses después del homicidio de María, que pasó inadvertido en los medios, ocurrió el del recién nacido Esteban Alejandro Mosquera, en Piedecuesta (Santander), cometido por su propia madre, y que sí fue noticia nacional porque medió un denuncio previo de desaparición. Estos dos ejemplos son parte de un grupo de más de 20 casos de menores de 14 años asesinados este año por sus propios padres u otros familiares cercanos, y de un total de 229 menores de edad (hasta los 18 años) muertos de manera violenta hasta final de abril, de acuerdo con las cifras entregadas por Medicina Legal.