No hay nada nuevo en el oficio más viejo

20 de abril de 2012 12:01 AM
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Todas las capitales poseen una cara oculta, una cara apenas traslúcida que se quita el velo ante los habitantes de la noche. 
En ese cosmos de entretenimiento nocturno de Cartagena de Indias giran las prepagos o prostitutas que venden lujuria y deseo, en esos burdeles y bares cercanos y lejanos a las calles del Centro Histórico y Bocagrande, a donde pernoctan la mayoría de los turistas nacionales y extranjeros.
Aproximadamente después de las 11 de la noche, todo tipo de personas, hasta indigentes, abordan a los turistas para ofrecerles ‘chicas bellas’.
Esa circunstancia que nunca ha sido un secreto para los Cartageneros, está ahora en el ‘ojo del huracán’ luego de que se desatara el escándalo del que participaron agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos con ‘damas de compañía’ de La Heroica.
Sin embargo, el tema es más trascendental que el de la prostitución milenaria, al menos en el caso de Cartagena, pues se matiza con el hecho de ser una ciudad turística.

Clase media y alta
Según un estudio de la Universidad de San Buenaventura, realizado hace apenas dos años, el 2% de las estudiantes de educación superior de Cartagena ofrecen sus servicios de acompañantes y se reconocen como prepagos.
No obstante, se estima que esa cifra ha aumentado considerablemente en los últimos dos años.
Se trata de un círculo selecto e intrincado en donde las mujeres que venden sus cuerpos son de clase media y alta, y sus edades varían entre los 18 y 27 años.
La investigación fue realizada con base en siete estudios a casos de jóvenes prepagos de la ciudad.
Sus clientes, en su mayoría extranjeros, pueden presentarlas en cualquier ámbito social sin generar sospecha, debido a que la discreción es una de las características que diferencia a las prepagos, cuyos ingresos pueden ascender a $10 millones mensuales, teniendo en cuenta que cobran por el “rato” (de entre 20 y 40 minutos) sumas que van desde 200 mil a 500 mil pesos.
El psicólogo Édgar Alfonso Acuña, responsable de la investigación de la Universidad San Buenaventura, explicó en su momento (año 2010) que ellas “se sienten bien estando inmersas en esta vida, se acostumbran a los lujos y a todo a lo que los clientes les ofrecen; de modo que la psicoterapia no es muy efectiva, puesto que solo prima el aspecto mercantil y el dinero, de ahí que luchen por conservar y garantizar ese tipo de gratificación por el resto de sus vidas”.
Una arista aún más preocupante de este mundo sórdido es que la mayoría de las prepagos son obligadas, en muchas ocasiones, a consumir drogas para satisfacer al cliente, o sencillamente lo hacen para sobrellevar los malos momentos y deshinibirse ante la frustración que causa acostarse con un desconocido.
Acuña indica que muchas soportaron todo tipo de vejámenes y fueron conminadas a aspirar cocaína.
Según el psicólogo, este tipo de servicio que tiene su auge en las agencias que anuncian a las mujeres a través de Internet, pende de las múltiples carencias afectivas que tienen las jóvenes.
“Siempre están buscando llenar ese algo que les faltó dentro de su formación, muchas de ellas tuvieron una relación edípica con su padre, es decir, tenían una marcada rivalidad hacia sus madres y un enamoramiento inconsciente hacia sus padres”, asegura.

Las agencias
De acuerdo con las agencias que contratan los servicios prepagos de mujeres en Cartagena, las universitarias, dependiendo de su disponibi-lidad y de la temporada, pueden tener ingresos de $5 millones a $8 millones mensuales.
“No es tan importante que seas una supermodelo con un cuerpo de medidas 90-60-90, pero sí es muy importante que seas una mujer atractiva, sexy, amable, responsable, puntual y sobre todo que siempre pienses en satisfacer el cliente al máximo”, precisan los administradores de una reconocida web.
El procedimiento de contacto con los clientes lo realiza directamente la agencia de prepagos, la cual concreta una cita con la universitaria es-pecificándole tanto el lugar como la fecha y la hora asignadas.
“Una vez asignado un servicio y confirmada tu disponibilidad, debes estar en el lugar de encuentro en un lapso máximo de 45 minu-tos. Si no llegas en ese tiempo y el servicio es cancelado, tienes que pagar el porcentaje correspondiente”, sentencian textualmente las ins-trucciones de una famosa página web de Cartagena en lo referente a cómo funciona el negocio.
La mayoría de las agencias manejan un por-centaje del 70% del dinero para la modelo, y 30% para sus organizaciones.
“El 30% que le corresponde a la agencia debe ser consignado de esta manera: si es entre sema-na, al día siguiente, y si es un fin de semana o día festivo, en el próximo día laboral. Si no consignas en este plazo, cualquier cita futura será suspen-dida hasta estar a paz y salvo, y si tu cuenta está en mora por mas de 15 días, te reportaremos a una de las centrales de riesgos”, indican.

“Agencias matrimoniales”
Sumado a todo esto, son realmente populares en La Heroica las agencias matrimoniales a las que concurren cientos de estudiantes universitarias, de entre los 18 y 29 años de edad, para que estas organizaciones celestinas medien para que las jóvenes conozcan extranjeros.
Un ejemplo claro es la página web Amor de Cartagena, que en tan solo 7 años de creada detenta más de 800 usuarias de la ciudad, de las cuales muchas están comprometidas o casadas con norteamericanos.
En este sitio de la red, las mujeres se exhiben de manera gratuita en una amplia galería especificando su nombre de pila, edad, peso y altura, junto con una breve descripción de sus intereses y gustos.
Rafael Herrera, quien fue coordinador de esta iniciativa en La Heroica hace dos años, y quien además servía en las citas como traductor ocasional entre las cartageneras y los foráneos, explicó que la idea de crear esta agencia fue de su jefe Mark Anthony, un estadounidense que asegura haberse enamorado no sólo de esta ciudad, sino de una de las cartageneras con la que tiene una hija en Ohio (Estados Unidos).
La web en cuestión es visitada todos los días por norteamericanos e ingleses, la mayoría de estos, mayores de 40 años.
Para Herrera, según declaraciones dadas a este medio de comunicación en un reportaje publicado el 19 de diciembre de 2010, el éxito de esta compañía que se refleja en el número de mujeres que mensualmente “engrosan” las listas de sus galerías, se debe a que “los hombres norteamericanos están cansados de la mujer norteamericana... la mujer en Estados Unidos tiene mucho poder, dado que es fácil allá conseguir un buen trabajo, por eso no le importa el hombre, en cambio las mujeres colombianas son hogareñas, y no han perdido esa parte femenina”.
Una vez la cartagenera logra llamar la atención del navegante de esta web, éste solicita el correo electrónico y el teléfono para iniciar una amistad que puede derivar en un viaje a Cartagena y así conocerla personalmente.
“Al cliente se le cobran 10 dólares por el contacto, para que hable con la muchacha, luego si decide viajar se le cobra un servicio de traducción, y tiene que pagarle el taxi a las chicas”, explicó en ese momento.
Dijo Herrera que la mujer es la que decide hasta dónde quiere llegar con el extranjero.
No obstante los clientes no vienen a Cartagena a conocer a una sola mujer. Amor de Cartagena les ofrece un tour packet, con el que por 550 dólares (unos 990 mil pesos a valor de hoy) pueden salir con 7 o 10 mujeres por una semana, tal servicio incluye la labor de traducción.
Tanto la duración como el lugar de estas citas las deciden directamente los involucrados, aunque siempre es el hombre el que paga las invitaciones a los múltiples lugares que visitan.
Sin embargo, el traductor hizo la aclaración de que este sitio Web no es una agencia de prepagos sino una organización que vende encuentros bajo el siguiente argumento: “buscamos un futuro para cada quien”.
El principal medio para que esta agencia matrimonial haya tenido tanto éxito entre la población universitaria es el voz a voz.

“Me arrepiento”
El Universal pudo comunicarse con Martina Fernández (*), de 21 años, estudiante de Comunicación Social que ingresó a la agencia matrimonial Amor de Cartagena.
Indica que se arrepiente de haber puesto sus datos, y de que aún esté “colgada” su fotografía en esta web a la que cataloga como una “ruleta rusa”, porque no siempre las relaciones que surgen de estos encuentros son positivas.
“Una muchacha se casó con un extranjero gracias a esa web, ellos tuvieron una hija, pero mi amiga sufrió demasiado con ese hombre, él la trataba supermal”, añade.
Sobre su incorporación a Amor de Cartagena, Fernández asegura que aceptó ingresar a esta agencia porque Anthony, el fundador, “es el marido de una prima que me dijo que me inscribiera indicándome que iba a conocer gente nueva”.
Sin embargo reitera que las malas referencias que recibió de su amiga, la que tuvo aquella mala experiencia, han hecho que no quiera volver a contestar las llamadas de los extranjeros que tratan de contactarla.
“La verdad me da como miedito. Me llaman diciéndome que hay gente interesada en mí, pero siempre invento excusas. En realidad necesito que bajen mi foto de esa web”, concluye.

(*) Nombres alterados por petición de la fuente.

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