Sin embargo, alega el director de la investigación, el docente Jesús Olivero Verbel, que falta por indagar más sobre el asunto, pero todo deja entrever que gran parte de los parásitos que abundan en diversas especies de peces podrían generar alergias, reacciones inflamatorias, cáncer, entre otras afecciones.
Olivero Verbel es químico farmacéutico con Maestría en Química, doctorado en Toxicología Ambiental en Michigan State University (Estados Unidos) y posdoctorados en también en Estados Unidos y Europa.
Olivero es profesor titular de la Universidad de Cartagena y director del Grupo de Química Ambiental y Computacional de la misma institución.
Accedió a una entrevista con El Universal respecto de esta novedosa investigación.
¿Cuáles han sido los resultados de las investigaciones sobre parásitos en peces de la Región Caribe?
“Las principales conclusiones de nuestro trabajo son las siguientes: en primer lugar, en el Canal del Dique, peces pertenecientes a niveles altos de la cadena alimentaria (Moncholo, Bagre, Doncella, Blanquillo), están parasitados con nematodos (gusanos nematelmintos redondos alargados) de la familia Anisakidae.
En la Bahía de Cartagena, así como en otros ecosistemas del Litoral Caribe, estos parásitos están presentes en peces mugílidos tales como la Lisa y el Lebranche, aunque también aparecen en una proporción pequeña en Jurel, Róbalo y Barbul.
En la Lisa también es encontrado un parásito microscópico denominado Ascocotyle longa, trematodo (invertebrado platelminto de cuerpo segmentado) que infecta diversos órganos incluyendo el hígado y el corazón, y genera alteraciones fisiológicas en estos organismos.
Los moncholos, cuyo hábitat son los ríos Atrato, Cauca, Magdalena, San Jorge y Sinú, al igual que la Ciénaga del Totumo, están parasitados por nematodos. En contraste, moncholos del Río Amazonas poseen en promedio menos de un parásito por individuo.
El máximo número de nematodos encontrados en un moncholo correspondió a un especimen del Canal del Dique, con 466 nematodos. El nematodo encontrado con más frecuencia en el interior de los peces parasitados es del género Contracaecum. Por lo general estos parásitos están presentes en el mesenterio intestinal.
En muestras de Merluzas importadas que son comercializadas en las ciudades de Cartagena y Barranquilla han sido encontrados los parásitos Kudoa spp. y Anisakis simplex”.
¿Teniendo en cuenta la investigación, qué peces tanto de mar como del río, pueden ser consumidos sin ningún tipo de riesgo?
“Sugerir una o varias especies de peces colombianos para consumo humano sin que implícitamente estés asociados a algún tipo de riesgo, no es posible. Nuestros ecosistemas están contaminados tanto biológica como químicamente y tenemos evidencia científica al respecto. No obstante, entre las especies con menor riesgo para la salud humana está nuestro Bocachico (Prochilodus magdalenae), el cual posee concentraciones muy bajas de mercurio y no tiene nematodos.
Desafortunadamente, su hábitat está siendo destruido y su extinción es cuestión de tiempo. Es importante recalcar que este Bocachico es diferente al argentino, del cual sabemos muy poco, como ocurre para un gran número de alimentos que entran al país sin revisión detallada de su calidad sanitaria.
Lo mínimo que uno podría esperar de las autoridades de salud y ambientales, es que en alguna parte de sus páginas web existiera una caracterización, al menos general, de la calidad microbiológica, contenido de metales pesados y plaguicidas que tienen los alimentos importados, incluidos los pescados que son comercializados al público.
La cuestión es que la ignorancia y el hambre pesan, y en el mercado todos los pescados son similares, en particular los más económicos. Preguntar de dónde provienen, o si cumplen las normas mínimas de higiene, con seguridad no es un hábito frecuente; pero no vayamos lejos, miremos alrededor del mercado. Las condiciones sanitarias son deplorables y no ameritan justificación alguna, diferente a la desidia y la mediocridad visionaria de nuestros gobernantes”.
¿Cuáles de los parásitos hallados en los peces estudiados resulta ser el más perjudicial en la salud humana?
“Teniendo en cuenta lo que dice la literatura científica, el nematodo Anisakis simplex, el cual hemos encontrado sólo esporádicamente en algunas Merluzas importadas, sería el parásito con mayor impacto sobre la salud humana, por cuanto puede producir la enfermedad denominada Anisakiasis, caracterizada por dolor abdominal severo, náuseas, vómitos y fiebre, entre otros síntomas.
El nematodo que parasita las Lisas, los Moncholos y el Bagre, entre otros, es del género Contracaecum, y para estos organismos existen muy pocos reportes de afectación sobre la salud humana. Sin embargo, eso no indica que sean o no peligrosos, sino que hace falta investigación al respecto, particularmente en nuestra región”.
¿Puede la cocción eliminar el peligro de los parásitos en peces sobre la salud humana?
“Una buena cocción de los pescados debe causar la muerte de los parásitos presentes en los mismos, y por tanto evitar la posible infección humana. No obstante, el peligro de los parásitos no depende exclusivamente de si están vivos o muertos.
Varias líneas de evidencia sugieren que aunque muertos, las proteínas de algunos parásitos, por ejemplo las de Anisakis simplex, pueden aún retener su capacidad para generar reacciones alérgicas que podrían inclusive poner en riesgo la vida de los consumidores susceptibles”.
¿Por qué existen niveles altos de parasitismo en peces en el Canal del Dique y la Bahía de Cartagena, eso es reflejo de qué situación?
“Es totalmente normal encontrar parásitos en organismos silvestres, incluyendo peces, aves y mamíferos, dado que estos huéspedes hacen parte de la estructura de los ecosistemas. Sin embargo, el problema surge cuando los animales encargados de controlar la población de parásitos desaparecen o no cumplen su función. Entonces, el número de parásitos aumenta y su presencia empieza a generar desde estrés hasta la muerte del hospedero. En el Canal del Dique la presencia de parásitos está asociada con la ubicación de la especie en la cadena alimenticia. Por ejemplo, especies como el Moncholo, el Bagre, el Blanquillo y la Doncella casi siempre poseen nematodos. En la Bahía, por el contrario, los nematodos son frecuentes especialmente en mugílidos como la Lisa, a pesar de que esta especie no es carnívora.
Los Moncholos del Río Amazonas también tienen parásitos, pero en promedio suelen encontrarse en una proporción varios cientos de veces menor que la observada en el Canal del Dique, y en muchos otros cuerpos de agua de nuestra Costa Caribe. De manera similar, las Lisas capturadas en cercanías de Loma Arena (Ciénaga del Totumo), entre Cartagena y Barranquilla registran menos nematodos que los de la Bahía, y aunque en este ecosistema también hay moncholos parasitados, el número de nematodos encontrados es menor que en el Canal.
Aunque hace falta mucho trabajo para generar evidencia científica confirmativa, no es necesario un gran esfuerzo mental y alta documentación para suponer que las aguas negras del interior del país, los vertimientos industriales y la pérdida del hábitat de los peces, entre otros factores, pueden estar deteriorando las defensas naturales de los peces y facilitando la infección masiva por parásitos”.
¿Los peces de criaderos pueden tener niveles altos de parasitismo?
“Algunos de los peces de criaderos pueden tener parásitos nematodos, sin embargo el grado de parasitismo en estos animales dependerá de la especie, la calidad del agua utilizada y de factores que puedan debilitar su sistema inmune, por ejemplo, el estrés derivado de condiciones de hacinamiento, mala alimentación o condiciones ambientales desfavorables.
Por lo general este proceso es bien controlado porque la calidad de los peces constituye un factor económico de importancia para esta industria”.
¿Para evitar o contrarrestar la aparición de parásitos en estos peces, qué se debe hacer?
“Como mencioné con anterioridad, la aparición de parásitos en peces es un proceso complejo multifactorial, por tanto evitar la presencia de estos organismos en los peces no es un asunto trivial. En primer lugar, los parásitos pueden llegar a los peces por un proceso natural y aquí no es prudente intervenir. Sin embargo, existen muchas cosas que pueden y deben hacerse para prevenir la infección por parásitos que no corresponden a la fauna de nuestros ecosistemas.
Por ejemplo, las autoridades ambientales y marítimas deben controlar que los buques que llegan a puerto no descarguen ningún tipo de aguas a la Bahía o en cercanías a las costas. Otras acciones son más simples, pero no menos importantes. En Bazurto existe la costumbre de alimentar los pelícanos con vísceras y restos de peces, muchos de los cuales son importados.
Aunque para el común de las personas ésta es una actividad generosa, la realidad puede ser totalmente distinta y peligrosa. Los pelícanos son huéspedes finales de muchos parásitos, y si a través de la alimentación ingresan a estas aves, las larvas alcanzan la forma adulta en su interior y terminan convirtiéndose en una fuente permanente de huevos, iniciando su ciclo de vida en un ecosistema en donde podrían tener varias ventajas. El resultado puede ser desastroso. De hecho, varios de los parásitos que hemos encontrado en los peces son originarios de otras latitudes. Sin embargo, si llegaron aquí a través de un buque, un turista, las corrientes marinas o los vientos, nunca podrá determinarse con exactitud”.
¿Además de usted, quién más colaboró en la investigación y quién la patrocinó?
En realidad nuestra investigación sobre parásitos en peces apenas se inicia, y en la actualidad el trabajo está siendo desarrollado por investigadores del grupo de Química Ambiental y Computacional de la Universidad de Cartagena, entre quienes aparecen Bárbara Arroyo, Rosa Baldiris, Adolfo Consuegra, Karina Caballero, María Cabarcas, María Guerra, Liliana Carranza y Homer Corrales. No obstante, los resultados generados han sido el producto del trabajo de muchos estudiantes de pregrado y postgrado. Hemos recibido financiación y soporte de la Universidad de Cartagena a través de la Vicerrectoría de Investigaciones, así como de Cardique y Colciencias”.
Dé recomendaciones para las autoridades a partir de los resultados de la investigación.
“Es necesario y urgente legislar sobre la presencia de parásitos en pescado para consumo humano. En Estados Unidos, Canadá y en países de la Unión Europea, entre otros, la presencia de parásitos en pescado para consumo humano está regulada. Por citar un ejemplo, la Agencia Canadiense para la Inspección de Alimentos (http://www.inspection.gc.ca/) establece que para la exportación a Europa, aquellas partes del pescado en las que aparezcan nematodos vivos o muertos no deben ser comercializadas. Este mismo requerimiento debe ser aplicado al pescado que importamos, extendiendo el alcance a otros parásitos potencialmente peligrosos”.
En diversos escenarios las personas infieren que para evitar los posibles efectos de los parásitos, simplemente hay que cocinar bien a los pescados…;
“Eso es cierto, pero no excluyente. Nosotros tenemos el mismo derecho de los ciudadanos estadounidenses o europeos de adquirir pescado sin parásitos y sin contaminantes químicos, y esto debe estar debidamente regulado y estrictamente vigilado por el Estado. La salud de los colombianos debe garantizarse por encima de cualquier tratado de comercio o negocio internacional.
Así mismo, los industriales deben ser exigentes con la calidad de los productos que importan, y poner sobre la balanza financiera el factor de responsabilidad social, lo cual conducirá a un incremento en sus ingresos y a sentir la satisfacción de ser útiles a la sociedad, lo cual no tiene precio. Por último, el ciudadano debe ser más proactivo. Con las facilidades de Internet no existe excusa para no estar informado sobre la calidad y riesgo de los productos que utilizamos de forma cotidiana”.
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