Quito estrena nuevo aeropuerto, más amplio y con mayor seguridad

Quito estrenará este miércoles un nuevo aeropuerto con mayor capacidad y que promete ser más seguro al ubicarse a 15 de km del área urbana, a diferencia del actual, que está en una zona montañosa y densamente poblada, donde ocurrieron varios accidentes principalmente por pérdida de pista. 
La terminal de Tababela demandó una inversión de 683 millones de dólares y su construcción estuvo a cargo de la firma canadiense Quiport, que inició los trabajos en 2006.  
El aeródromo, inaugurado oficialmente este martes por el presidente Rafael Correa, comenzará sus operaciones el miércoles a las 09H00 local (14H00 GMT) cuando arribe el primer vuelo proveniente de Guayaquil (suroeste). 
Uno de los aspectos más relevantes de la nueva estructura es la seguridad, al ubicarse en una zona poco poblada y a 2.400 metros sobre el nivel del mar, lo que facilitará la operación de aviones modernos que funcionan mejor a alturas menores a 8.000 pies (2.438 m) y la oferta rutas directas a destinos lejanos. 
Desde 1980 se han registrado al menos 11 accidentes en el aeropuerto actual, Mariscal Sucre, especialmente de aparatos que perdieron pista durante el aterrizaje o despegue.  
El siniestro más grave ocurrió el 20 de agosto de 1988, cuando un avión Tupolev de la aerolínea Cubana de Aviación no alcanzó a despegar, chocando contra un muro, con un saldo de 76 muertos. 
Antes, el 18 de septiembre de 1984, un avión DC8 de Aeca que había llegado de Miami no logró despegar, se estrelló contra un aparato de aeronavegación y se llevó por delante varias casas vecinas, dejando 49 fallecidos. 
Mariscal Sucre está situado en plena ciudad, en un lugar repleto de viviendas y edificios, y entre montañas gigantes que deben circundar las aeronaves para tomar altura o preparar el aterrizaje. 
De hecho, Quito, a 2.850 metros de altura, es una de las capitales más altas de Sudamérica, después de La Paz (3.640 m) y antes de Bogotá (2.600 m). 
Esas maniobras obligan a los pilotos a realizar el acercamiento con un ángulo empinado, a lo que se suma la menor cantidad de oxígeno por la altura y los fuertes vientos, explican las autoridades. 
Pero las dificultades no paran ahí, pues la pista de la actual terminal tiene ondulaciones, por lo que a lo lejos parece una ruta de ciclomontañismo. 
“Estamos entregando un aeropuerto que cumple con las normas” internacionales, resaltó el martes Augusto Barrera, alcalde de Quito, quien sostiene que la terminal impulsará el crecimiento económico de la ciudad y atraerá a más turistas, que sin embargo, deberán pagar un promedio de 27 dólares por el servicio de taxi, frente a 7 que costaba antes. 
Localizado a 15 km al este de la capital, el nuevo aeropuerto reemplaza al Mariscal Sucre, ubicado en una zona residencial del norte y que funciona desde 1960, cuando Quito tenía apenas 350.000 habitantes, frente a 2,2 millones de hoy. 
La diferencia en tamaño es abismal: mientras el Mariscal Sucre tiene 26 hectáreas, el de Tababela abarca 1.500 y su pista, de 4,1 km, es 980 m más larga que la de la vieja terminal, según la alcaldía. A futuro se construirá una segunda pista de 2,3 km. 
También posee la torre de control más alta de Latinoamérica, con 41 metros, y tendrá capacidad para recibir a seis millones de pasajeros al año, el doble del Mariscal Sucre, en una terminal de 24.000 m2. Se estima que los viajeros reducirán en un 30% el tiempo de entrada y salida. 
Igualmente, la capacidad del área de carga casi duplica a la del Mariscal Sucre, llegando a 250.000 toneladas métricas por año, todo lo cual le permitió recibir la categoría B en terminales aéreas por parte de la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO, por sus siglas en inglés). 
Ecuador recibió cerca de un millón de turistas extranjeros en 2012.