Colombia


Revive el fantasma de Garavito: el mayor violador y asesino de niños

COLPRENSA

23 de mayo de 2011 12:01 AM

En la noche del 2 de febrero de 1994, Adriana Marín Suárez regresó a su casa luego de vender tintos en las calles de Tuluá. El ambiente en su casa no era el mismo al de otros días: su hermano, Jaimito, que también trabajaba en lo mismo, no aparecía. Ella y su madre comenzaron a preguntar en el pueblo pero nadie les daba respuesta.
En la mañana del cuarto día viajaron a Cali para que en los medios de comunicación se divulgara la desaparición del menor. A su regreso en la tarde, les avisaron que Jaimito o ‘El niño de los Tintos’ había aparecido asesinado, con señales de tortura y violación.
Ahora el nombre de ‘Jaimito’ figura entre los 168 niños que según la senadora Gilma Jiménez asesinó Luis Alfredo Garavito entre 1992 y 1999. Pero a diferencia de ‘Jaimito’, hay otras 87 víctimas (el 52%) de las que no se conoce su identidad o su paradero, aún permanecen en algún cañaduzal o en laboratorios de la Fiscalía.
El ente investigador no entregó el número de restos de menores que tienen en sus laboratorios. La cifra de 168 víctimas que se maneja es por las confesiones que entregó ‘El Monstruo’.
Cuentas pendientes
La investigación que llevó a la captura de Luis Alfredo Garavito, alias La Bestia, se convirtió en un éxito para la Fiscalía. En 18 meses expertos de diferentes disciplinas habían reconstruido el perfil del mayor asesino y violador de niños. También habían conseguido la información necesaria para acorralar a ‘La Bestia’ y hacerla confesar por sus crímenes diciéndole frente a frente todo lo que sabían de él.
Hasta hoy las cifras que ha consultado la senadora Jiménez en el Inpec y el Consejo Superior de la Judicatura harían creer que la euforia de la captura de Garavito se desvaneció en el momento en el que se necesitaba responderle a las víctimas.
Los datos también revelan que el departamento con el mayor número de víctimas de Luis Alfredo Garavito es el Valle del Cauca, con 47 casos. La información de la congresista sumada al del Juzgado Tercero Penal del Circuito de Tuluá, también apunta a que es el departamento que más niños tiene sin identificar, con un total de 30.
El director del CTI en Cali, Edward Rodríguez, explicó que el proceso de identificación es manejado desde unidades en Bogotá y el personal del departamento sirve de apoyo a esos trabajos. “La investigación no está abandonada por la Fiscalía”.
La oficina de prensa de la Fiscalía en Bogotá indicó que el proceso para identificar y ubicar a los menores está concentrada por la dependencia central de identificación del CTI. Informó que en los últimos días, se estudian las pruebas de ADN de dos menores que al parecer fueron asesinados y violados por Luis Alfredo Garavito en el Eje Cafetero.
Un investigador del CTI que inició la búsqueda de Garavito en el Valle a partir de 1995, señaló que “eso se puede acelerar si hay presión, pero ahorita no hay un interés o una importancia política. Ahora en Cali hay más preocupación por las bandas criminales”.
El agente agregó que “el proceso de resarcimiento está congelado. El caso Garavito se enfrió para los procesos penales, pero no para las víctimas y la sociedad colombiana. Conocer la identidad de esos niños nos daría las luces para darle nuevas condenas a Garavito”.
La senadora Gilma Jiménez manifestó que “particularmente la Fiscalía ha sido silenciosa. Es un caso que ya ha sido juzgado y lo mínimo que se puede hacer es que se identifiquen esas criaturas, en memoria de esos niños y por esas familias”.
Jiménez argumentó que “el caso de Garavito lo que nos señala es que hay un ordenamiento jurídico y una política criminal que ha operado en Colombia que definitivamente no son correctos. Por ejemplo, el hecho que un individuo con 168 asesinatos pueda salir de la cárcel. Y ¿son ellos, los que defienden esas políticas, los que le van a decir a la sociedad y a las familias de las víctimas que un individuo que cometió este tipo de crímenes si está resocializado?”
Las preocupaciones de María Ema
María Ema Suárez recuerda todos los días a ‘Jaimito’, su hijo. Desde que fue encontrado en un cañaduzal el 6 de febrero de 1994, no ha dejado de escribirle todos los días, en cuanta libreta llega a sus manos, que lo extraña. Habla de lo grande que sería si aún estuviera vivo, de las tortas que comerían en sus cumpleaños, de los regalos que le hubiera comprado con “su platica” el día de la madre y de lo que hubieran conversado si lo estuviera viendo a los ojos.
La mujer, de 65 años, aún conserva las fotos de su hijo. Las tiene pegadas de las vitrinas de la modistería que adecuó en su casa, guardadas entre las páginas de sus agendas, en la Biblia y en los directorios que tiene en la sala de su casa. Las fotos no son sólo lo que le hace sentir el dolor por la pérdida de su hijo, también sus ojos se llenan de lágrimas cuando ve a los niños que trabajan en la calle.
María Ema no olvida que su hijo era un vendedor de tintos cuando Garavito lo engañó y se lo llevó para un cañaduzal. “Dicen que él puede salir en unos años, ya no sufro por mi hijo, él está muerto, sufro es por mis nietos y por los niños que afuera venden cosas, porque si ese tipo sale sé lo qué le puede pasar a ellos”.
La senadora Gilma Jiménez calcula que Garavito podría solicitar su libertad durante los próximos cuatro años debido a los beneficios que ha obtenido, como la rebaja de la mitad de la pena por las confesiones y las horas de estudio que tiene acumuladas.
El País se comunicó con la juez de ejecución de penas de Valledupar, María José Casado, que lleva el proceso de Garavito, pero no obtuvo respuesta. Recientemente, en una entrevista televisiva, la juez informó que a su despacho no ha llegado alguna solicitud de libertad del hombre condenado al principio a 40 años de prisión y finalmente, con los beneficios, a 14 años.
El juez Tercero Penal del Circuito de Tuluá, Olmedo Gómez Trujillo, informó que en su oficina le figuran sentencias a Garavito que suman en total 130 años y 9 meses. Aclaró que los fallos aún “están pendientes de ejecución”, por lo que afirmó que Garavito no estará libre en poco tiempo.
Gómez añadió que ha enviado solicitudes al juzgado de ejecución de penas en Valledupar para informar sobre las sentencias pero no ha recibido respuesta.
María Elvia Guapacha, abuela de dos primos violados y asesinados por ‘La Bestia’ en Tuluá en abril de 1995, expresó que el hecho de que Garavito quede libre le hace sentir “rabia”. Pide que Luis Alfredo no salga, pero advierte que esto no es suficiente para sanar todo lo que su familia ha sufrido.
Guapacha, de 77 años, dice que desde hace 16 años las navidades no son como antes. “Ellos eran muy alegres y nos hacían bailecitos”.
Su esposo Luis Carlos Largo de 85 años, opinó que “por esa maldad que le hizo a mis nietos” ‘La Bestia’ debería seguir en el encierro o deberían llevarlo a la silla eléctrica. “Pero como dicen: ‘la ley es sólo para los pobres’. Y ahora es lo que la ley haga, porque qué más va a hacer uno”.
Adriana, la hermana de ‘Jaimito’ hace una pausa de unos segundos cuando se le pregunta si perdona a ‘La Bestia’, luego responde que después de la muerte de su hermano va a un grupo católico y que le ha costado creer que el amor de Dios sea tan grande, “que él haya muerto por mí y por Garavito. No sé si perdonarlo. Tendría que tenerlo al frente mío y que me diga: ‘yo maté a su hermano’, así me doy cuenta qué siento en mi corazón”.
Siguiendo a Garavito
Antes de 1995 las víctimas de Luis Alfredo Garavito eran atribuidas a sectas satánicas o a supuestos violadores -algunos de ellos condenados y luego dejados en libertad.
En enero de ese año fueron encontrados tres menores en el cañaduzal San Juanito de Buga, un fiscal recabó información en otras dependencias del departamento y encontró que desde años atrás varios menores habían sido asesinados del mismo modo en otros municipios como Tuluá, Palmira y Jamundí.
Las autoridades comenzaron a buscar a un asesino en serie.
A la investigación se unieron otros departamentos donde aparecían niños muertos con las mismas características. El 14 de junio de 1999, tres meses después de la captura flagrancia de Bonifacio Morera Lizcano –alias que utilizaba Garavito- las autoridades cayeron en cuenta que tenían en sus manos a ‘La Bestia’. También confesó que asesinó y violó tres niños en Ecuador.
Las penas que faltan
El Juzgado Tercero Penal del Circuito de Tuluá tiene seis sentencias dictadas entre los años 2000 y 2004 contra Luis Alfredo Garavito.
El 11 de febrero del 2000 Luis Alfredo fue condenado a 23 años por el crimen y violación de cinco menores, incluidos los dos primos asesinados en 1995.
El 6 de abril y el 11 agosto del 2000 fue sentenciado a dos penas de 280 meses cada una por el asesinato de dos menores.
El 19 de septiembre del 2000 el juzgado falló en su contra una condena de 22 años, 2 meses y 20 días por el delito de homicidio agravado de un niño.
El 4 de agosto de 2000 fue condenado por el asesinato y la violación de un menor que aún no ha sido identificado.
La última sentencia del juzgado contra Garavito fue dictada el 31 de marzo del 2004. Fue condenado a 16 años, 6 meses y 10 días de prisión bajo los cargos de homicidio agravado.

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