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Tras el terremoto más niños haitianos mendigan en Dominicana

AP

10 de agosto de 2010 12:01 AM

Wilchy, Luigi y Aldry aseguran que perdieron a sus padres en el terremoto que destruyó Puerto Príncipe y como muchos otros infantes huérfanos vinieron a la vecina República Dominicana, donde mendigan en las calles de las zonas residenciales o en centros turísticos. Trabajadores sociales, sin embargo, insisten en que la mayoría de los infantes recién llegados no son damnificados del terremoto del 12 de enero, sino que son explotados por traficantes de personas e incluso usados en el comercio sexual y de drogas. El futuro de estos infantes es incierto en un país en donde -según Naciones Unidas-- los inmigrantes haitianos viven en peores condiciones que los dominicanos más pobres y en donde su participación en hechos delictivos ha desatado frecuentes linchamientos y deportaciones masivas. “La situación ha empeorado en los últimos seis meses”, aseguró a la AP Diego Guiribaldi, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de las playas turísticas de Sosúa y Cabarete, en la norteña provincia de Puerto Plata. Guiribaldi detalló cómo los infantes, “organizados en grupos parecidos a bandas”, duermen en la calle o en terrenos abandonados, acosan a los turistas para pedirles dinero o comida, pero también han protagonizado hechos de violencia. En junio pasado el pueblo de Sosúa quedó conmocionado cuando un adolescente conocido como Tony murió degollado en un pleito por dinero a manos de otro infante haitiano que como él mendigaba en las calles. El terremoto mató a unas 300.000 personas y desplazó a más de 2 millones. Muchos de los desplazados huyeron a zonas rurales, a campamentos de tiendas en las afueras de la capital o a la vecina República Dominicana, que tiene una economía un tanto más próspera y siempre ha sido un imán para los haitianos. En Sosúa y Cabarete, que por sus condiciones para el kitesurfing reciben a miles de turistas europeos y sudamericanos, los niños pedigueños reúnen hasta 500 pesos al día (unos 13,5 dólares), convirtiéndose en un atractivo negocio para las redes de traficantes, según María Josefina Paulino, de una ONG que trabaja con infantes de la calle. “Aunque siempre ha habido tráfico (de inmigrantes), pero después del terremoto nos dimos cuenta del incremento de niños haitianos en Sosúa y Cabarete”, así como en Santiago, la segunda ciudad más importante del país, detalló Paulino, directora del Movimiento para el Autodesarrollo Internacional de la Solidaridad (MAIS), con sede en Puerto Plata. Para Paulino, se trata de una situación “terrible, los niños duermen en las calles, se bañan en las calles, se drogan, piden dinero y algunos de ellos son muy agresivos”. La activista destacó, sin embargo, que “no son niños que han llegado como consecuencia del terremoto, sino que son víctimas de la trata”. A mediados de este año, MAIS y los grupos que conforman la Coalición ONG por la Infancia habían detectado 53 infantes (44 varones y nueve mujeres) de entre tres y 15 años que deambulaban en las calles de Sosúa, Cabarete y Santiago. El informe de la Coalición ONG por la Infancia, elaborado en coordinación con las autoridades, reveló que sólo 14 de los 53 infantes provenían de Puerto Príncipe, mientras el resto era originario del norte de Haití, como Cabo Haitiano y Juana Méndez, donde el terremoto no provocó daños. Además, el 30% de los infantes pedigueños en Santiago es llevado a la calle cada mañana y recogido por la noche por los traficantes, según el estudio. Paulino aseguró que la Coalición ONG cuenta con indicios de que los traficantes alojan a los infantes en Navarrete, en la zona metropolitana de Santiago, luego de comprarlos o intercambiarlos en el poblado fronterizo de Juana Méndez. “Lo hemos denunciado muchas veces, pero nadie hace nada”, lamenta la activista, en referencia a que ningún traficante de niños inmigrantes ha sido detenido y procesado. Los infantes de la calle, dominicanos y haitianos, no sólo son usados para mendigar o como vendedores ambulantes o limpiabotas, sino en la prostitución y en la venta al menudeo de drogas, comentó Estíbaliz Ladrón de Guevara, de la ONG Niños del Camino, que trabaja en Santo Domingo. En la esquina de una populosa avenida de la capital donde Wilchy, Luigi y Aldry -de entre seis y nueve años de edad-- han pasado varios fines de semana, se han detectado en el pasado casos de prostitución infantil, según confirmó Ladrón de Guevara. Luigi insiste, mientras espera que los conductores que pasan le den alguna moneda, que prefiere regresar a Haití, pues “allá puedo ir a la escuela”. El Departamento de Estado estadounidense denunció en su reporte sobre tráfico de personas del 2010 que la trata y “el turismo sexual infantil es un problema” en República Dominicana, particularmente en las zonas turísticas de playa. Entre los sitios señalados frecuentemente como centro de turismo sexual se encuentra Cabarete, a donde un grupo de misioneros estadounidenses encabezados por Laura Silsby pretendía llevar ilegalmente a 33 niños haitianos después del terremoto. Además de los niños que deambulan solos, en la ciudad de Santiago se ha incrementado también la presencia de mujeres haitianas con sus hijos que mendigan en las calles y son víctimas de los traficantes de humanos, comentó Davide Sala, del Servicio Jesuita para los Refugiados y Migrantes (SJRM). Sala explicó que luego del terremoto, muchos de los haitianos que ya vivían en República Dominicana también trajeron a sus esposas y a sus hijos, “pero es muy difícil contabilizarlos porque aún hay mucho movimiento” de la inmigración. “Por ahora, después del terremoto, la gente en Santiago está muy sensible” debido a la tragedia y les dan dinero a los niños, comentó Cynthia Lora, de la organización Acción Callejera. La activista lamenta que la gente “realmente no está consciente de que esos niños son víctimas de tráfico o explotación”. Sigfrido Pared Pérez, director de Migración, ha insistido que tras el sismo del 12 de enero se incrementó un 15% la población haitiana en el país, que se estimaba en 600.000 personas sin contar a la población de ascendencia haitiana. En el incremento de niños haitianos en las calles también ha incidido la decisión de las autoridades dominicanas, dada la emergencia que vive Haití después del terremoto, de evitar durante este año las repatriaciones de infantes a menos que están acompañados por sus familiares. El Consejo Nacional de la Niñez (Conani, entidad gubernamental) ha acogido a 102 niños haitianos que deambulaban en las calles, de los cuales 50 aún están en espera de que las autoridades localicen a sus parientes, precisó µngel Luis µlvarez. Conani adelantó además que esa institución y la Dirección de Migración acondicionan ocho albergues para alojar temporalmente a los infantes haitianos que deambulen en las calles de la capital. El incremento en la presencia de infantes haitianos en las calles de República Dominicana y su futuro podría ser discutido luego que los presidentes Leonel Fernández y René Preval restablecieron el pasado 31 de julio los trabajos de la Comisión Mixta-Binacional, tras una década de parálisis. Mientras, las autoridades y la asociación de hoteleros de Sosúa y Cabarete apelan a la tolerancia y a evitar hechos de violencia como los ocurridos en 2005, cuando la participación de un haitiano en un asesinato desató linchamientos y la deportación de más de 3.000 inmigrantes. ___ El reportero de AP Jonathan M. Katz colaboró en este despacho desde Puerto Príncipe.

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