Ante la afirmación: “las filtraciones en el Túnel de Crespo son normales”, el ingeniero estructural Jorge Rocha es enfático en refutarla: “no debería entrar ni una gota de agua”.
Rocha es graduado de la Universidad de Cartagena, ganador de dos premios nacionales de arquitectura en restauración de bienes patrimoniales, tiene 30 años como catedrático universitario, en los módulos del magister en ingeniería, y en los de conservación patrimonial, además de gran experiencia en estructuras, incluyendo a profundidades considerables debajo del nivel freático.
En entrevista con El Universal, el ingeniero cartagenero habló de las filtraciones en el Túnel de Crespo, de qué otras formas pudo ejecutarse la obra y lo que viene para esa estructura.
“Cuando el contratista llegó, vino con el diseño listo. Aquí no se socializó nada, se dijo “vamos a hacer este túnel y listo”. Entonces, sin la técnica ni experiencia para manejar estructuras sumergidas, se generó una estructura colapsada, que fue el primer túnel”, explicó Rocha, quien dijo que cuando se habló del daño, se mencionaron una gran cantidad de situaciones científicas que no están demostradas y que si se sigue ese criterio, todos los edificios en la ciudad colapsarían, “y eso es mentira”.
“No supieron manejar los niveles freáticos. Esa primera estructura se pudrió. Vino la segunda intervención. Entonces hicieron un túnel dentro del mismo túnel y siguieron con el mismo problema. Nos reunimos con el calculista, y una de las sugerencias fue que entre la primera estructura por la que estaba percolando agua salada y la nueva, debió haber una película de protección impermeable que evitara el paso del agua. No fuimos partidarios de conectar las estructuras. Es transmitir el óxido de la pantalla colapsada, a la nueva. Esa estructura está percolando agua salada y si está permitiendo el paso de ese agua, el núcleo de los muros está siendo sometido a un régimen de sulfato y cloruro que corroe el acero”, dijo el ingeniero estructuralista.
¿QUÉ SE DEBIÓ HACER?
El primer ejercicio era establecer la cota freática a la que hay que bajar, y con base en esta Rocha dio tres métodos constructivos para una estructura sumergida que podría haber evitado las filtraciones del túnel.
“Pudo haber un mejor sistema de tablestacado con wellpoint (bombas que sacan el agua y el nivel freático baja) para trabajar en seco; o trabajar con cortinas percoladas en concreto, lodo bentonítico, con el que empiezas a excavar porque el freático no te molesta; y el último es construir un cofferdam (represa de cajón) -¿y dónde se ha usado?- en el río Magdalena metimos el equivalente a un edificio de 8 pisos en el distrito de riego de San Pedrito usando un cofferdam cerrado. Aquí en el túnel también se podía usar un cofferdam cerrado, por ejemplo”, explicó.
El ingeniero Rocha aseguró que sí había alternativas, “pero el problema es quién hace la obra y si acepta o no sugerencias. Nunca aceptaron que hay errores ni oyeron los conceptos de los ingenieros cartageneros, que sí sabemos trabajar en esas condiciones”.
¿QUÉ LE QUEDARÁ A CARTAGENA?
“El túnel no se caerá, pero entregarán la obra y tienen que mantener las bombas funcionando, si se dañan, se inundará. Si yo te construyo un túnel sellado, nunca entrará ni una sola gota de agua. Hay tecnologías para hacer estructuras sumergidas, que garantizan que eso no suceda, y los ingenieros locales las conocemos. No porque en otras latitudes haya agua en estas estructuras (como en el Big Dig de Boston), yo voy a aceptar que aquí la haya, ese es el consuelo del tonto”.
Según Rocha, decir que las filtraciones son normales es mentira e insistió en recordarle a la ciudad y al país que “la ingeniería cartagenera no tuvo nada que ver con el túnel y no aceptamos esos consuelos de tontos”.
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