Cartagena


Amberes no tiene sentido de pertenencia

El año pasado, la actual Junta de Acción Comunal del barrio Amberes fue galardonada como la mejor organización cívica de la Localidad 1, gracias al trabajo evidentemente juicioso que vienen realizando los miembros de tal agremiación.

La efectividad de esas labores puede verse en la buena presencia de la sede comunal, que les fue entregada en malas condiciones, pero hoy cuenta con cielo raso, acondicionadores de aire, cámaras, televisores pantalla plana, salones de conferencias y una oficina para la cúpula directiva.

Los de la JAC dicen no recibir aportes de los gobiernos Distrital, Departamental o Nacional, pero se las ingenian para hacer convenios con fundaciones y entidades privadas con las que ya lograron uniformarse y remodelar su propio cuartel de operaciones.

El patio de la sede es, al mismo tiempo, una cancha de microfútbol por la cual también están haciendo gestiones para recuperarla, pero mientras tanto  conciencian a los vecinos cercanos para que no le den mal uso a ese que es el único espacio recreativo con que cuenta el barrio.

“Nos estás costando trabajo --dice Amaury Banda Milanés, presidente de la JAC-- impedir que lo tomen como basurero, escombrera, letrina, dormitorio y motel. La cosa no ha sido fácil, pero planeamos convertir en esta cancha en un recinto bio saludable (proyecto que ya está en el Ider) al que puedan acceder niños, jóvenes y ancianos”.

Los esfuerzos de la JAC son evidentes, pero afirman que su peor enemigo es la falta de pertenencia de la mayoría de los habitantes, quienes no asisten a las asambleas periódicas  en la sede, se la pasan descalificando el trabajo de los comunales y disponen tan mal de las basuras domiciliarias que es esa una de las causas de que el barrio se inunde en temporadas de invierno.

“En el Callejón 20 de Julio (Carreras 40 y 41) las aguas residuales se estancan, porque la gente arroja basuras, lo mismo que en los caños de aguas pluviales, que están completamente taponados. Ahora mismo no puede caer un sereno, porque se nos inundan tres calles, dos de las cuales presentan alto riesgo, porque las aguas hasta se meten en las viviendas. Ya instauramos una acción popular que fallaron a nuestro favor y en donde se ordena que nos remodelen todos los caños”.

A parte de las inundaciones pluviales y de aguas servidas, algo que también mantiene en ascuas a las comunidad son los constantes asaltos callejeros a cualquier hora, perpetrados por forajidos en moto.

“El barrio --cuentan los afectados-- por la cantidad de entradas y salidas que tiene se ha convertido en un corredor de la delincuencia. Esta anomalía se ve más que todo en el Callejón El Refugio (Carrera 48), que es de doble sentido y comunica con la Avenida El Consulado. Por ahí entran o salen los bandidos y les queda fácil escabullirse hacia el barrio El Bosque o hacia las avenidas Pedro de Heredia y Pedro Romero”.

Los trabajadores cívicos manifiestan estar programando actividades con el cuadrante policial del CAI del barrio María Auxiliadora, cuyos agentes despliegan frecuentemente la vigilancia, al tiempo que los líderes están a punto de inaugurar cuatro frentes de seguridad con sus respectivas cámaras y alarmas.

Otros puntos
--Los usuarios están inconformes con el servicio de energía eléctrica, que a menudo se suspende sin explicación. Además, según ellos, las facturaciones se hacen con base en promedios, lo que les resulta lesivo tomando en cuenta la categoría de estrato 3 que tiene el barrio.

--También están inconformes con la Clínica Crecer (entre Calle 29 y Carrera 44), cuyos funcionarios han tomado las aceras como parqueaderos. Por eso, los peatones deben caminar sobre las vías, lo que ya ha generado varios accidentes.

--En esa misma zona funciona una institución educativa, pero los carros trafican a grandes velocidades y en dos sentidos. La JAC dice haber pedido reductores de velocidad al Datt, pero aún no los instalan. Piden que la calle sea de un solo sentido, pero tampoco los complacen.

--Al rededor de la clínica se agolpan mototaxistas y vendedores informales, quienes también entorpecen el tráfico.

--El barrio cuenta con un parqueadero que aún no se ha puesto en funcionamiento. Mientras tanto, los propietarios de vehículos toman las calles como estacionamientos, otro escollo para el libre tránsito tanto vehicular como peatonal.

--El Callejón 20 de Julio se está deteriorando a grandes pasos, puesto que los buses y las busetas de la ruta San José de los Campanos lo tomaron arbitrariamente como vía alterna para alcanzar a la Avenida Crisanto Luque, sin tener en cuenta que dicha vía no está habilitada para ese tipo de tráfico.

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