Ambiente


Los animales silvestres no son mascotas, ni parte de la cena

COLPRENSA

03 de abril de 2012 12:01 AM

Durante la semana mayor, además de los pescados y productos del mar, los animales silvestres también están en la mira de fieles y turistas. Estas especies son capturadas y vendidas para el consumo o para ser utilizadas como mascotas, sin tener en cuenta los efectos nocivos que tiene para el animal y el medio ambiente. 
Por eso, la Sociedad Mundial para la Protección Animal, WSPA, desde el año pasado está impulsando la campaña “Un silvestre no es mascota”, para prevenir y educar a los viajeros sobre la importancia de dejar a los animales silvestres en su hábitat, donde sus necesidades están satisfechas sin la intervención del ser humano.
A través de volantes y afiches, la campaña les recordará a los colombianos y turistas que el tráfico de animales silvestres está tipificado como un delito ambiental en el Código Penal (ley 599 de 2000). El mensaje se distribuirá en aeropuertos y terminales de buses intermunicipales, donde salen cientos de personas durante esta época. 
La secretaria de Medio Ambiente Distrital también estará realizando una campaña similar. Con el lema “En tu casa no se sienten como en su casa”, las autoridades ambientales buscarán educar a los viajeros que salen de Bogotá desde la terminal de transportes intermunicipales, sobre la importancia de preservar en sus lugares de origen a las especies silvestres.
El problema es agudo
Según datos de WSPA, los departamentos más afectados por el tráfico de animales silvestres en Colombia son: Magdalena, Cesar, Bolívar, Santander, Quindío y Cundinamarca donde se capturan de forma indiscriminada tortugas hicoteas, loros, aves silvestres y osos perezosos.
En el caso de los osos perezosos, los cazadores matan a sus madres, para poder quedarse con las crías, que son más atractivas para los turistas que creen que los pueden tener en sus casas como si fueran perros o gatos. 
Sin embargo, este tipo de animales no pueden adaptarse a un entorno humano, porque están acostumbrados a vivir sobre los árboles en selvas húmedas, y el encierro les produce estrés que los puede llevar a una muerte temprana. Además porque su dieta está compuesta de ramas, hojas ligeras e insectos pequeños, que seguramente no encontrarán en una casa citadina.
Los reptiles también corren peligro durante la semana santa, especialmente las iguanas. Algunas veces son usadas como mascotas, pero su gran atractivo es su carne y sus huevos, ricos en proteínas y a los cuales se les atribuye un potencial afrodisíaco. Sin embargo, su caza indiscriminada ha llevado a que disminuya su número considerablemente, aunque aún no están en peligro de extinción. 
En las casas de muchas personas habitan loros o guacamayas, pero según la WSPA, este tipo de animales son silvestres y no pueden “mascotizarse” o adaptarse al encierro. Por el contrario dicha condición puede llevarlos a experimentar un estrés que en muchos casos los incita a hacerse daño a ellos mismos y a morir antes de tiempo.
El tráfico de animales es hoy en día uno de los problemas más agudos y extendidos, después del tráfico de drogas y la trata de blancas. Por eso, el llamado a colombianos y turistas es a preservar la fauna silvestre en sus lugares de origen y a denunciar ante las autoridades la venta, captura y tenencia de estas especies.

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