Recuperar la flora quemada en incendios tardará hasta 25 años

Los incendios forestales en lo corrido del 2010 han arrasado con un área que equivale aproximadamente a dos veces la ciudad de Barranquilla. Son 34.251 hectáreas de bosques que tardarán hasta 25 años para volver a nacer, en 357 municipios de 25 departamentos. El impacto que han ocasionado estas conflagraciones es muy grande porque hay pérdida de especies nativas de flora y fauna y de acuerdo con los técnicos del ministerio de Medio Ambiente, pueden tardar entre 10 y 15 años para recuperarse. Aunque en el caso de otras áreas de bosques, dependiendo de las especies y de los ecosistemas afectados, el tiempo puede ser mayor, incluso se habla de unos 25 años. El tiempo de recuperación también varía de acuerdo a lo que se tarde en extinguirse el fuego por completo y a la duración de las llamas. En cuanto a costos, la Viceministra de Ambiente, Claudia Mora, afirmó que en promedio se gastan 25.000 millones de pesos anuales para las zonas protegidas. De otra parte, Francisco Javier León, profesional especializado de la Asociación de Ecosistemas de Corantioquia, señaló que recuperar una hectárea puede costar 3.500.000 pesos. Es decir, que recuperar 10 hectáreas puede costar entre 35 millones de pesos y 40 millones de pesos. Al respecto el ministro de Medio Ambiente, Carlos Costa Posada, señaló que "la velocidad a la que se va lograr una recuperación integral de la estructura original de estos ecosistemas es muy lenta, y se corre el riesgo de que en algunos casos haya especies originales que no vayamos a encontrar de nuevo". DAÑOS QUE SUFREN LAS ÁREAS INCINERADAS Las zonas afectadas sufren tres impactos inmediatos luego de los incendios. El más próximo es la pérdida de la cobertura vegetal, luego el daño al recurso hídrico y finalmente hay un efecto sobre la polinización de las especies nativas de flora. En ese sentido, Costa Posada explicó que el recurso hídrico se contamina por las cenizas que comienzan a rodar por las corrientes de agua cuando llueve, en especial en las zonas de las cabeceras de los ríos importantes. Otro efecto es la aparición de sedimentos y un impacto negativo sobre la fauna acuática. En el tema de la polinización, que es el transporte del polen por los insectos, el jefe de la cartera de Medio Ambiente afirmó que "si el territorio nacional estuviera cubierto en su gran mayoría de cultivos agropecuarios, seguramente no habría los suficientes insectos para hacer posible la polinización. Son estas áreas nacionales las que garantizan que haya suficientes insectos para que se dé este proceso". Por su parte, el subdirector técnico de Parques Naturales Nacionales, Carlos Mario Tamayo, aseveró que otras consecuencias de las conflagraciones son la pérdida de la capacidad productiva de la vegetación, la capacidad de retención de la humedad y daños en la regulación de las quebradas. "Cuando llueve, debido a la pérdida de la vegetación, no se pueden regular las quebradas y en caso de fuertes lloviznas se producen grandes crecientes que ocasionan daños mayores", afirmó Tamayo. Un estudio realizado por la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal, Conif, indicó que también se produce un incremento de cenizas, así como de partículas de suelo transportadas que son piedras, arcilla, limo, grava o arena, sedimentos que pueden durar entre uno y tres años. En cuanto a la fauna, Tamayo explicó que por tratarse de un hábitat relacionado con la flora, es necesario trabajar principalmente en la recuperación de la capacidad productiva de la vegetación. OTROS EFECTOS De acuerdo con un estudio realizado por Conif, otra de las consecuencias de los incendios forestales es la pérdida de servicios que proporcionan las áreas naturales, como por ejemplo las barreras naturales para el control de las crecientes. A su vez los incendios forestales ocasionan "contaminación térmica temporal a todos los componentes del ecosistema, emisión de partículas nocivas a la atmósfera y compuestos que contribuyen al calentamiento global", se explica en el informe de Conif. El fuego también afecta las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo en todos los ecosistemas dependiendo de la intensidad del siniestro. Se ven afectados el contenido de la humedad, la cobertura vegetal restante al paso de las llamas, la pendiente del terreno, el clima y las propias características físicas, químicas y biológicas del suelo. PRIMERO A EVALUAR Y LUEGO A RECUPERAR Una vez se ha logrado extinguir el fuego por completo, lo primero que hay que hacer es un diagnóstico del impacto y así diseñar un plan de restauración de las áreas afectadas, el cual no se basa exclusivamente en la reforestación. El diagnóstico de las zonas calcinadas y el diseño del plan de restauración son realizados por un grupo interdisciplinario integrado por ingenieros ambientales, biólogos, autoridades ambientales y otros expertos. Con relación a las actividades de restauración, son adelantadas y coordinadas por las corporaciones autónomas regionales si se trata de bosques no protegidos y en el caso de los parques naturales y de las áreas protegidas, estas labores quedan a cargo de la Unidad de Parques Naturales Nacionales. En ese sentido, el Ministro de Medio Ambiente explicó que las actividades de recuperación cambian de acuerdo a las dimensiones del área incinerada. "Dependiendo del tamaño del área afectada lo más efectivo es hacer un cerramiento para dejar que el área se recupere de manera natural", afirmó Costa. Agregó que "cuando hay áreas grandes impactadas por incendios se requiere de una intervención física que puede incluir la restauración asistida por reforestación, pero esto habrá que determinarlo caso por caso, dependiendo de la afectación y del tipo de ecosistema en el que se esté trabajando". Por su parte, el director Técnico de Parques Naturales Nacionales, Carlos Mario Tamayo, dijo que para iniciar la restauración de la zona se requiere del diseño de un proyecto que ayude a la recuperación de la capacidad orgánica. "Cuando se trata de áreas muy extensas se establecen unas parcelas especiales con viveros de especies nativas con el propósito de acelerar la recuperación de los suelos, pero si la zona afectada no es tan grande, lo mejor es aplicar la restauración pasiva, que consiste en permitir que algunas especies crezcan por sí solas", agregó Tamayo. ACTIVIDADES ESPECÍFICAS DE RECUPERACIÓN Las actividades prioritarias deben ser orientadas en tres aspectos fundamentales: recursos hídricos, suelos y componentes de flora y fauna. Para comenzar a recuperar el sistema hídrico se deben proteger las laderas mediante la construcción de barreras horizontales. A su vez se deben construir perímetros de protección de cauces e instalar zanjas y canaletas transversales. Para iniciar la restauración de los suelos es necesario prevenir los desprendimientos del terreno mediante talas selectivas de árboles, dejando sus tocones (la parte del tronco que queda unida a la raíz cuando lo cortan de pie) como herramienta de soporte para la construcción de barreras horizontales. Adicionalmente se debe hacer un recubrimiento del suelo para evitar los efectos directos de la lluvia y el sol. Además, se deben hacer enmiendas orgánicas con humus, lombricompuestos o abonos verdes que permitirán el mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas. Respecto a la limpieza del aire, es necesario instalar barreras naturales mediante cubiertas vegetales con hierbas de crecimiento rápido y la consolidación de bandas de vegetación en el sentido contrario a la pendiente del terreno y la dirección del viento. En cuanto a la restauración de la flora se deben instalar matorrales y rastrojos, instalar barreras contraviento, realizar podas controladas para evitar la propagación de especies resistentes al fuego y establecer barreras antiganado. DATOS - Entre el 2002 y el 2008, febrero del 2007 fue el mes en el que más hectáreas de bosques se quemaron: 112.483. - En ese mismo lapso, el 2007 fue el año con más hectáreas perdidas a causa de las llamas: 135.453. - Mientras que el año con menos hectáreas quemadas fue el 2008: 3.097. - En el mismo periodo de 2002 a 2008, es el mes de febrero cuando hay una mayor afectación de terreno: 146.669 hectáreas.