La indignación contra Transcaribe parece estar de moda en los barrios de la zona suroccidental de Cartagena.
Uno de esos indignados es el barrio Medellín. Se nota en las palabras de los líderes comunales y de los usuarios, quienes, tarde que temprano, terminan tocando el tema, aunque se les pregunte por otra cosa.
Medellín nació hace 50 años como invasión, pero poco a poco se fue integrando a la naciente ciudad de los extramuros y ahora es vecino de San Fernando, Simón Bolívar, 11 de Noviembre, Ciudadela 2000, Berlín, Villa Corelca y la Cárcel San Sebastián de Ternera, entre otros.
Lo primero que lamentan sus habitantes es la eliminación de los microbuses de San Fernando, ruta que ellos consideraban un magnífico servicio, porque comenzaba su recorrido en la madrugada y terminaba en esa misma sección del día. Es decir: siempre había microbuses para no quedarse varado en ningún sitio de la ciudad.
“Ahora --Lamenta Amira Rodríguez Gómez, la presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC)--, nos paramos en la madrugada para ir a nuestros trabajos o sitios de estudio y no hay ningún transporte. Tenemos que caminar hasta la carretera Troncal de Occidente, porque Transcaribe comienza a trabajar a las 6 de la mañana. En la noche es lo mismo: quienes regresan a sus casas después de las 9 de la noche, tienen que arreglárselas como sea, porque Transcaribe se recoge temprano”.
En las últimas semanas, y en vista de que es mucha la demanda de usuarios del transporte público, los taxis colectivos y las mototaxis vienen pescando en río revuelto, lo que, según los indignados de Medellín, “también es culpa de Transcaribe, porque cuando estaban los microbuses uno hasta pagaba mil pesos, pero los colectivos cobran tres mil; los taxis, veinte mil; y las mototaxis cinco por ir al mercado o al Centro, porque estamos de polo a polo”.
Cuando se les pregunta por el orden público en el barrio, ellos comentan que inseguridad hay en todas partes, “pero en este barrio aumentó desde que quitaron los microbuses y metieron Transcaribe, porque los rateros en moto saben que hay mucha gente caminando en la madrugada y en la noche por falta de transporte”.
Si se les interroga por los servicios públicos, las amas de casa no tardan en decir que la lucha que libraron los congresistas bolivarenses para que no les cobren reconexiones, enMedellín no ha tenido eco, “porque aquí nos cortan el agua y la luz. Pero cuando nos ponemos al día, la factura viene con el cobro del mes y con el precio de la reconexión”.
Y no se demoran en mencionar de nuevo la empresa que sabemos: “Por culpa de los busetones de Transcaribe se no están dañando las tapas y las redes del alcantarillado, lo mismo que las paredes de las casas, porque estas vías no fueron hechas para esos tonelajes. La empresa debió primero adecuar las calles, para después meter sus vehículos”.
Tratando de cambiar de tema, uno busca preguntar por las instituciones educativas con que cuenta el barrio, y encuentra que hay tres, entre planteles de primaria y bachillerato, “pero la que más nos preocupa es la Institución Educativa Mercedes Ábrego Sede Medellín, porque está a orillas de la Carrera 83, vía principal de San Fernando; y es por ahí por donde pasan los busetones y toda clase de vehículos durante todo el día. En las horas pico, cuando salen los niños del colegio, nos ponemos el credo en la boca para que no ocurra una desgracia, como tantas que ya han sucedido”.
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