Una comitiva, conformada por seis líderes de la Defensa Civil Colombiana, realizó una exhaustiva inspección y evaluación de la situación que se vive en algunos municipios afectados por la fuerte oleada invernal que azota al país. Diez horas tardó el recorrido al que llamaron “La Defensa Civil, en defensa de los damnificados”, el cual incluyó cinco municipios de la Depresión Momposina, entre ellos Talaigua Nuevo y Mompox, en (Bolívar). Otras municipalidades visitadas fueron Santa Bárbara de Pinto, San Zenón, Pijiño del Carmen y Santa Ana, en Magdalena. Esto permitió conocer palmo a palmo las penurias más apremiantes que afrontan las familias que tienen por lo menos 6 meses de estar bajo el “imperio del agua”. En dicho periplo se pudo observar los pueblos, gallineros, corrales, chiqueros de morrocoyos y de cerdos que desde hace más de siete meses fueron inundados por la creciente y que desde entonces son una inmensa manta de agua. Esta situación forzó un desplazamiento sin precedente en la historia de una de las regiones más fértiles del mundo. También se observaron fincas abandonadas, rancherías destruidas, cultivos anegados, carreteras desaparecidas, así como cementerios, iglesias, parques, estadios, instituciones educativas, alcaldías, hospitales, estaciones policiales y oficinas públicas inundadas. La realidad que se palpa es apocalíptica y pareciera que ninguna ayuda humanitaria pudiera erradicar de la noche a la mañana este problema complejo. Más afectaciones En esta zona del país abundan las enfermedades, es visible el estado de precariedad en que viven ancianos, niños, mujeres embarazas y lactantes, que no tienen asistencia de ninguna naturaleza. Ellos están en riesgo y amenazados por la invasión de serpientes, sapos, insectos y roedores que buscan un lugar donde guarecerse, lo que evidencia un peligro para la vida de los humanos que están en sus tambos. A los mandatarios municipales se les ve con las manos en la cabeza, preocupados porque no logran gestionar suficientes ayudas humanitarias para mitigar el dolor, las calamidades, el hambre y las enfermedades de los damnificados. Carreteras desaparecen La carretera destapada que comunica a Santa Ana con el corregimiento de Barro Blanco, San Fernando y el municipio de Santa Bárbara de Pinto, no existe. Tampoco la que conecta a Santa Ana con San Zenón y a este municipio con San Sebastián, Pijiño del Carmen, Mompox y Talaigua Nuevo. Carlos Guillermo Niño Gutiérrez, damnificado, manifiesta su preocupación porque las ayudas humanitarias que ha mandado el Gobierno son insuficientes para solucionar la problemática de la temporada invernal. En este mismo sentido, Rafael Cudriz Domínguez, damnificado, expresa que el estrago que ha producido el invierno en la Depresión Momposina, es mayor que el de la Mojana, y pese a esto el Gobierno nacional no ha hecho presencia, quizá por la distancia de las capitales o por el pésimo estado en que se encuentran todas las carreteras. Al concluir el itinerario se pudo deducir que de los cinco municipios inspeccionados a través del recorrido, tres son los más afectados: Talaigua Nuevo, con el 85% de su población, Pijiño del Carmen con el 90% y San Zenón con el 98%. Ante esta realidad, los voluntarios instan a los mandatarios locales, departamentales, al ejecutivo nacional y a la comunidad internacional, para que pongan sus ojos en esta sección del país para evitar una tragedia incalculable. Los voluntarios de la Defensa Civil que hicieron el recorrido son: Iván David Barreto Duque, Emilse Martínez, Rogelio García Novoa, Luis Emilio Calderón y Carlos Mario Alfaro.
Regional
Depresión Momposina, en catástrofe por lluvias
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