El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), reiteró ayer las con-diciones graves y niveles críticos en los caudales del río Magdalena y otras corrientes en el país, por lo que sugirió a las autoridades emitir la alerta roja. Ante esa alerta y a juicio del ex ministro de medio ambiente, el cartagenero José Henrique Rizo Pombo, hay alternativas técnicas para enfrentar problemas en el suministro de agua potable a Cartagena y otros municipios del Departamento. Mientras Rizo Pombo hablaba sobre la última gran sequía que afrontó el Río Magdalena y consecuentemente al Canal del Dique, en el año 1977, el reporte del Ideam reiteraba que conti-nuaba el descenso en los niveles en la parte baja del río Magdalena y que estaban en condiciones casi similares a los de la época anotada por el ex ministro. En uno de sus últimos reportes de ayer, el Instituto señalaba que en algunas estaciones hidrológicas se determinó que el nivel decrecía hacia los valores mínimos absolutos reportados históricamente y por lo tanto recomendaba mantener la alerta debido a que se presentan problemas de abastecimiento para aquellos acueductos municipales que captan aguas superficiales en los ríos. Así mismo alertó sobre los problemas de navegación que restringen el paso de grandes embarcaciones, especialmente en puntos críticos como en San Pablo y Pini-llos, en el Sur de Bolívar, donde el caudal del río Mag-dalena está muy bajo y según los reportes ha estado en un descenso en su caudal de más del 50%, por ello el paso por esa zona está casi restringido. Aunque el Ideam y Cormagdalena aseguran que las sequías más intensas se han presentado en el 91, 97 y 98, Rizo Pombo asegura que no recuerda una más grave que la del 1977, donde se estuvo a punto de cerrar el Canal del Dique por su paso nulo de agua, e “inclusive lo salté en un lugar que medía un metro de ancho”, dijo el ex ministro. Rizo Pombo señala que se acordó de esa situación difícil en el 77, precisamente por-que gerenciaba las extintas Empresas Públicas Municipales de Cartagena y le tocó “correr bases” ante el bajísimo nivel del Canal del Dique, de donde se abastece el acueducto de Cartagena. Recuerda que llegó a Calamar junto al ingeniero Arnoldo Martínez Emiliani, director Técnico de la Junta de Conservación del Canal del Dique, y allí pudieron tocar el fondo del Canal. A su lado tenían bongos y remolcadores varados, ya que la corriente tenía pocos metros de ancho y unos 20 centímetros de profundidad y el caudal difícilmente llegaba a la dársena del acueducto en Gambote. Solo pensaba que si se secaba completamente el canal sería una catástrofe. “Lo que pasó en Haití, no sería nada ante lo que pudiese haber pasado acá”, dijo Rizo Pombo. Relata que debido a esa situación, la cuña salina de la Bahía de Cartagena subía por el lecho del Canal del Dique y amenazaba con salinizar la poca corriente del acueducto, lo que ocasionaría otra emer-gencia a Cartagena. La crisis era inminente y la ciudad y poblaciones aledañas se que-daban sin agua. Las medidas Para ese entonces, y para enfrentar la gran sequía y el problema que se veía venir, se adquirieron de emergencia dos bombas de riego de alto caudal y baja cabeza, que rápidamente se trajeron de Medellín y se instalaron en un bongo. La entrada de la dársena de Gambote se tapó con sa-cos rellenos de tierra a los que se adosó el bongo. Con el bombeo del agua del canal del Dique a la dársena y una cuadrilla permanente de per-sonal para evitar que el dique de sacos colapsara. Así se mantuvo precariamente el nivel del agua en la dársena donde apenas alcanzaba a tener la profundidad mínima indispensable para que las bombas del acueducto pu-dieran funcionar. En esa época Gambote suministraba cerca del 80% del agua que consumía la ciudad y el 20% restante, el sistema de Conejos, pero éste era prácticamente para consumo de la industria de Mamonal. A solicitud de las Empresas Públicas Municipales, el ingeniero Alfonso Olarte, de la firma Olap Conscaribe, alistó retroexcavadoras, volquetas y bulldozer para cerrar rápidamente el canal con un dique de un lado al otro, aguas abajo de Gambote, con el fin de represar el agua dulce que venía del río y cortar el paso al agua de mar. Se decidió fijar un día D para taponar el canal si los niveles en el río Magdalena seguían bajando. Cada seis horas, día y noche, se tomaban niveles del agua en Gambote. En una reunión de emer-gencia en las oficinas de la Refinería, con los gerentes de las empresas de Mamonal, se les informó sobre las medidas y la decisión que ante la emergencia el suministro del agua se daría prioridad ab-soluta a la población de Cartagena. “La dirigencia de Mamonal ofreció su total respaldo y la reducción de sus operaciones”, dijo Rizo Pombo. “Con discreción, para no causar pánico, se promovió el ahorro del agua y el mantenimiento de reservas en las viviendas”. Pero por fortuna, un día y ante tanto trabajo previsto, el nivel del Canal fue creciendo y se fue restableciendo la normalidad. El invierno había comenzado en el interior del país y se arreglaron los problemas. Una nueva opción El ex ministro, conocedor del Canal del Dique, señala que hay una opción, de las va-rias que existen, para evitar problemas con el suministro de agua. Ella es construir “represas” sumergidas cercas de las bocatomas de los acueductos para lograr acumular agua para bombeo en esas zo-nas cuando haya sequías. Serían lo suficientemente altas para acumular agua dulce y para bloquear la cuña salina, pero no tan altas como para rebajar el calado e impedir la navegación en épocas normales.
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Recomiendan declarar alerta roja
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