Regional


"Si ser anormal es ser loco, entonces lo soy": Galo Torres Serra, alcalde de El Carmen

ANÍBAL THERÁN TOM

09 de agosto de 2009 12:01 AM

En El Carmen de Bolívar pasan muchas cosas al tiempo. Tantas, que sus habitantes ya perdieron la capacidad de asombro. Y es que todos los días, el alcalde, Galo Torres Serra, sale con alguna novedad. Por ejemplo: sin explicación alguna ha mandado a poner banderas amarillas, rojas y verdes en el Palacio Municipal; ordenó pintar el parque de negro, cambió los nombres de los escenarios deportivos para inmortalizar a miembros de su familia, poniendo vallas que generan todo tipo de comentarios. Torres ha tenido discrepancias con vendedores, líderes cívicos, políticos, concejales o con ciudadanos comunes y corrientes que se oponen a sus decisiones, casi siempre fuera de lo común. Le cambió el nombre al “Estadio de Fútbol Julia Turbay Samur” (recuperado por la administración de Joaco Berrío) por el de “Torres Serra”; a la cancha “12 de Noviembre” la bautizó como “José del Carmen Torres Fernández”, quien era el propietario de las tierras. Al estadio de softball del barrio Siete de Agosto, le puso “Estadio Moncho Torres”. A la Terminal de Transportes la rotuló “Ramuncho Torres Serra”; y al parque principal le puso “Plaza de Armas Rafael Uribe Uribe”. Por esas razones y por su estilo frentero, desde que se posesionó como alcalde no hay tema diferente que alimente las conversaciones de los carmeros. Galo Torres Serra, a quien el reconocido periodista Juan Gossaín alguna vez bautizó con el rotulo del “El Chávez de los Montes de María”, precisamente por sus irreverencias y porque no tiene pelos en la lengua para denunciar a sus enemigos y a sus amigos por igual, señala que no puede cambiar porque así es él. Tiene muchos récords, entre ellos el de haber cambiado más de tres veces el gabinete completo. “En año y siete meses de mandato lleva 12 secretarios de Educación”, dijo un docente. Desde su posesión, el 1º de enero de 2008, no ha dejado de sorprender a sus coterráneos con sus declaraciones explosivas y sus decisiones coloridas y particulares. En enero de 2008 anunció la creación de 100 cargos ad honorem, entre ellos el de gerente de Preservación del Ñame y el Aguacate Carmero, pero no pasó de allí, como la vez que ordenó que debían pintar todas las casas de El Carmen de un solo color. Sus contradictores hasta le solicitaron a la justicia que le ordenaran un examen psiquiátrico para conocer su estado de salud mental, que se practicó. Pero el resultado no se conoce. Sus posiciones singulares han hecho que se incrementen sus enemigos, al punto de que un grupo de ciudadanos, liderados por el ex alcalde Otomar Lascarro, y el aspirante al Concejo, William Bobadilla, recogen firmas para revocarle el mandato. Hasta el cierre de esta edición, según ellos, habían firmado unas 5.000 personas. Pero en El Carmen hay otra crisis generada por los desechos sólidos que están por todas partes desde hace dos semanas. Como el mismo Torres Serra lo advierte: “El Carmen hiede”, por la insalubridad generada hace más de 15 días cuando los habitantes del barrio Kilómetro 1 decidieron cercar la entrada al basurero a cielo abierto. Esta nueva crisis que enfrenta el gobierno de Galo Torres Serra, dicen sus contradictores, fue propiciada por él mismo para sustentar un decreto de urgencia manifiesta, sin bases jurídicas sólidas, que le permitió comprar un banco de maquinaria para realizar obras a menor costo. Al respecto, ha dicho que invirtió más de 600 millones de pesos en la compra de la maquinaria y que no le ha pagado a nadie para que cierre el basurero, ni para que rieguen las basuras en el parque, como ocurrió a finales del mes anterior. “De esta crisis no podemos salir solos”, ha declarado a los medios. Galo Torres Serra seguirá dando de qué hablar, porque es el alcalde de El Carmen, un pueblo donde, dice, algún día lo recordarán cuando la justicia funcione. Este medio lo entrevistó para conocer su opinión a cerca de lo que se habla de su gestión, de la revocatoria y la crisis que enfrenta. La entrevista ¿Por qué cambió los nombres a los escenarios deportivos? —Resulta que el estadio de fútbol “Moncho Torres” se construyó durante el gobierno de Virgilio Barco, siendo director de Coldeportes, Oscar Azuero. Los dineros se asignaron siendo mi padre Representante a la Cámara. Por ley de la República se llamó “Moncho Torres”. Además, mi hermano Ramón le compró las pantallas que le permiten utilizarlo a cualquier hora. Aquí lo importante no son los nombres, sino conseguir obras; y si Moncho Torres, como Representante a la Cámara consiguió eso y es una ley de la República de 1978, ninguno tiene la capacidad de reformar esa ley. Ese estadio nunca se ha llamado “Julia Turbay Samur”. Además, esa familia nunca ha conseguido un peso para ningún templo del deporte. La cancha 11 de Noviembre, que no tiene gradas, es propiedad de mi familia. Se la regaló mi abuelo al y hoy este gobierno hará el proceso de expropiación a mi familia para entregársela a la Junta de Acción Comunal. No he cambiado ningún nombre porque esos nombres se los dio el pueblo. Hablando de otro tema, ¿por qué decretó la Urgencia Manifiesta para adquirir un banco de maquinaria si no se ha presentado ningún desastre? —Aquí hay un conjunto de cosas inconstitucionales que han vuelto las cosas insostenibles. Si alguien consigue una maquinaria a menor precio, Chaín Neme, la empresa que la vendió, devuelve el excedente. Ese decreto tiene sus fundamentos legales. La maquinaria costó alrededor de $660 millones y no como se dijo en El Universal que se habían invertido más de $1.300 millones. Con esa maquinaria se va a construir la ruta de la basura. La máquina que se conoce como “Pajarita” abrirá los canales para que los carros puedan ingresar; las cuchillas abren los caminos y el vibrocompactador va reafirmando las calles. Dicen que usted mandó a cerrar el basurero público para poder soportar el decreto de Urgencia Manifiesta. ¿Es eso cierto? —Eso es una vil mentira. No sería capaz de ver a mi pueblo ahogándose en la suciedad para tapar una falta. Que me investiguen. Todo lo que he hecho es legal y por el bien de El Carmen. La soledad en que estamos no da sino para pedir que el Gobierno Nacional le inyecte los recursos. Los rectores de las instituciones educativas públicas están inconformes porque no han transferido recursos. ¿Qué ha pasado? —Me gustaría se entrevistara, por ponerle un ejemplo, al rector del “Instituto Técnico Industrial”. Nunca un alcalde había entregado los dineros que nos alcanzan a llegar. Ellos tienen toda la razón, pero ha faltado explicar cuánto se han llevado los embargos. Con la última reunión que realizamos con el ministro de la Protección Social acordamos que toda la silletería que se requiera en los colegios será fabricada por nosotros mismos. Vamos a acabar con ese gran negocio. Pero es cierto que el municipio no les ha respondido como merecen los rectores. ¿Es cierto qué no se ha ejecutado el presupuesto de El Carmen? —En parte. Los carmeros están sometidos por un alcalde que fue elegido popularmente y dos alcaldes que mandan, sin participar en las elecciones: el Juez Primero Promiscuo municipal, quien devasta el presupuesto; y el Juez Promiscuo del Circuito, quien embargó $7 mil millones para saneamiento básico. ¿Qué opinión le merece el proceso de revocatoria del mandato que adelantan en su contra, porque consideran que la administración no ha arrancado? —Es algo muy sano. Es un instrumento que le permite a los gobernantes no sufrir de amnesia, recordar que tenemos un programa de gobierno que cumplir. Me parece sano y yo invito a los habitantes de El Carmen a que participen, a pesar de que la misma ley vuelve prohibitiva la revocatoria, porque con esa cantidad de requisitos y esas votaciones absurdas, pues para quitar a un alcalde se requiere ganar con más votos de los que lo eligieron. Espero que se desarrolle con todas las garantías y salgamos todos a votar para que se dé. Firmemos todos para que se legitime o se tumbe al Alcalde. ¿Por qué cree que no le han prestado atención a las demandas? —Sí me han prestado atención. Ya la “Comisión Interamericana de Derechos Humanos” inicia la investigación para que me dejen gobernar. Es evidente que no me dejan gobernar, el Concejo no aprueba ningún proyecto de acuerdo para beneficiar a los pobres y los jueces siguen mandando. ¿Cree usted que su estilo frentero genera rechazo de las autoridades y ciudadanos? —Eso puede ser cierto. Debo reconocerlo. Este alcalde puede corregir algunas cosas. Es algo natural, pero también es una razón de cumplimiento, porque así me expresé en mi campaña. Hay algunos sectores que creyeron que era una simple promesa, de enfrentar tantos actores criminales. Muchos han hablado su sobre su estado de salud mental y un juez ordenó que le practicaran un examen. ¿Fue eso cierto? —Sí. Me lo practicaron en el “Instituto de Medicina Legal” y precisamente yo le tenía que contestar al forense si era loco. Le dije: “doctor, yo acepto que un loco es una persona anormal. Por eso pienso que usted puede estar frente a un loco, porque soy anormal. Y soy anormal, porque lo normal era que en El Carmen existiera un alcalde ladrón, no uno honesto que, además, denuncie a todo el mundo. No he entrado en la danza de los millones”. ¿Cuántos meses les adeuda a los empleados? —Les pedí un sacrificio, sobre todo a los de mi partido. Estamos pagando a los pensionados, primero que a los empleados. Se les debe de febrero para acá. —¿Por qué no usó la plata de la Urgencia Manifiesta para pagar los salarios?. —Pedimos la comprensión del gabinete, porque tenemos que responder con obras al pueblo; y, ante una emergencia como esa, estamos en la capacidad de aguantar un poco.

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