Buzón


Angustias escolares

La educación de los hijos comienza en la casa y se complementa en las instituciones educativas. Algunas leyes de protección a los menores se convierten en “protectoras y alcahuetas” de sus malas actuaciones. Por ello, en los colegios la formación personal de algunos niños, niñas y adolescentes está en una delicada situación, debido a que son indisciplinados, desobedientes, groseros, irrespetuosos y sin sentido de pertenencia con sus actividades escolares y les da lo mismo hacerlas o no. Los docentes nos esmeramos en que adquieran una formación idónea e integral, pero cuando se les llama la atención haciéndole ver sus responsabilidades, lo tildan de irrespetuoso y que lo están maltratando verbalmente, además que se les va a hacer perder el área. Te caen los padres de familias y algunos directivos docentes. Cuando lo que se quiere es que los alumnos desarrollen y adquieran un excelente nivel académico y, una formación integral para que sean extraordinarios seres y servidores de la patria. Da lástima y dolor ver las nuevas generaciones de estudiantes sin ideales, sin metas, sin proyectos de vida. Quizás no sean culpables de sus actos indeseables, son producto del mismo sistema educativo, de promoverlos de un grado a otro sin alcanzar los estándares básicos. La angustia se profundiza con la tecnología, interrumpiendo las clases con sus celulares. A toda hora y momento se les encuentra con ellos, dentro de la clase y fuera, además de eso, no llevan el uniforme adecuadamente. A eso se le suma el motilado de roquero, colitas por todos lados, aretes, etc. En sí, el trabajo de los pedagogos se ha tornado arduo y árido con los alumnos. A todo lo anterior le aunamos la agresividad y la intolerancia que se suscita entre ellos y ellas. “Entre mejor cumpla mis deberes, mayor razón me asiente para exigir mis derechos” (Gandhi). Anuar Cortázar Cáez CC. 3.873.885 de Cascajal -Magangué

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