Argumentos sin piso

Para el Señor Procurador General de la República, Alejandro Ordóñez Maldonado, la familia "debe estar compuesta por un hombre y una mujer para 'garantizar' que el niño sea educado como una 'persona de bien' para la sociedad".
¿Qué entenderá el Honorable Procurador General por una "persona de bien"? ¿Cómo explicar, entonces, que todos, absolutamente todos los implicados en los escándalos de corrupción político-administrativa, desde la sanguinaria narcoparapolítica hasta el oprobioso "carrusel de la salud", fueron "educados" en hogares católicos heterosexuales y, sin embargo, no resultaron "personas de bien" para la sociedad?
Como se ve, su argumento se queda sin piso, puesto que por el simple hecho ser "educado" por una familia heterosexual no se "garantiza", de manera absoluta, que se llegue a ser "una persona de bien".
Este mismo razonamiento se puede aplicar para quien sea educado por una pareja del mismo sexo, ya que, convertirse en "una persona 'de bien' para la sociedad" no depende únicamente de la orientación sexual de los integrantes de la familia a la que pertenezca el individuo. Existen otros factores internos y externos, demostrados hasta la saciedad, que posibilitan la acertada o desacertada formación de la persona, pero que no se reducen, de ninguna manera, a la forma simplista de creer que todo depende, exclusivamente, de la orientación sexual de los padres biológicos o adoptivos del niño o de la niña.
Rafael E. Yepes Blanquicett
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