Cada día soy una enamorada de mi querida Cartagena. Reconozco su misteriosa belleza natural, el misterio de su herencia colonial, que no tienen comparación. Sin embargo, hace una semana regresé de Guayaquil (Ecuador), una ciudad sin los atributos que posee la nuestra, pero que da gusto visitar por su impecable limpieza, el excelente estado de sus calles y vías; la au-sencia de basureros satélites y carros de tracción animal. Su mercado, lleno como el de Bazurto, pero pulcramente limpio; no se ven vendedores ambulantes, las aceras se encuentran despejadas, la gente es amable con el turista, los taxistas no cobran adicional por el servicio de aire acondicionado; además, no hay mototaxismo. ¡Qué pena, Cartagena, que con tus atractivos no puedas decir lo mismo! Pero te aseguro que, de tener esas condiciones, serías la ciudad más linda y acogedora del mundo. Esto no es sólo responsabilidad de las autoridades, todos debemos poner de nuestra parte para conseguirlo.
María Lourdes Franco Frías
C.C. No. 22.766.359 de Cartagena.
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