Benedicto XVI y el derecho a la vida

A propósito de la gira del Papa por España, defendiendo el derecho a la vida, el sacrificio de niños no es asunto nuevo en la historia de la humanidad. En la Antigua Grecia, el Monte Taigeto fue utilizado por los espartanos para la ejecución de los recién nacidos con defecto físico. Si los antiguos griegos hubiesen tenido el equipo tecnológico para realizar ecografías, de seguro ese niño hubiera sido sacrificado antes de nacer para conservar la pureza de la raza griega. El argumento del siglo XXI para continuar con esta práctica no es la conservación de la pureza de la raza, sino el libre desarrollo de la personalidad o el derecho que tiene la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. ¿No será que en este caso la mujer está decidiendo en cuerpo ajeno y que ese niño puro o minusválido, también como ella, tiene el derecho de nacer? Lo que sí es cierto, es que la mujer por el hecho de abortar intencionalmente, nunca perderá su carácter de madre, porque madre siempre será.
Elizabeth Manotas
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