Buzón


Chevi calvario

A través de Vehicosta adquirimos un cupo del sistema “Cheviplán”, con el fin de comprar un Chevrolet Aveo, pagando cuotas mensuales, mediante un sorteo que no es otra cosa que una lotería que nunca se coge. Pasaron tres años y al fin fuimos asignados a principios de diciembre de 2010. Esta felicidad se transformó en amargura, ya que el modus operandi de entrega es peor que una tortura: primero nos informaron que en la fábrica no había producción de ese vehículo. Luego, que teníamos que esperar turno, ya que había entregas represadas. Seguidamente, faltaba agregarle la financiación, incrementando el valor inicial de la oferta, estrategia de por sí engañosa. Luego, la parafernalia de los requisitos, tales como fiador con finca raíz, referencias de todo tipo, Datacrédito, Cifin, etc. Uno se pregunta: tres años lucrándose con el dinero anticipado, ¿y por qué no reconocen los intereses al comprador? Han transcurrido tres meses después y aún hoy no han entregado oficialmente el vehículo, ya que está guardado en un parqueadero hace tres días, porque fue entregado sin documentos. Y, por si fuera poco, aún faltan más papeles para firmar. ¿Quién vigila a estos concesionarios? ¿Quién protege al consumidor de estos planes? ¿Qué esperanzas tienen los que, igual que nosotros, esperan alcanzar el sueño de adquirir un carrito?
Osfaro Moya
C.C.No.79.115.852 de Cartagena.


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