Pese al interés y el esfuerzo de las autoridades (Alcaldía y Policía Nacional) por detener el accionar incontrolable de la delincuencia en todas sus formas y modalidades, el sicariato sigue imponiendo su ley en la ciudad ante el desconcierto, la impotencia y el dolor de una ciudadanía amedrentada y desprotegida con la arremetida aleve y cobarde de los sicarios que no dan tregua. Sin ser experto en estadísticas me atrevo a decir que la ciudad actualmente tiene un alto índice delincuencial y de muertes violentas muy alto teniendo en cuenta su población que sobrepasa el millón de habitantes. Hoy la víctima es el compañero y exce-lente amigo Leonel Lumley Mouthón un octogenario y modesto jubilado de la empresa Puertos de Colombia, asesinado cobarde e inmisericordemente por no dejarse robar el dinero de su pensión, quien pese a todo sacó el valor, el carácter y la dignidad que siempre le caracterizaron para defenderse con el re-sultado que hoy es de público conocimiento; una vez más el avezado matón a bordo de una infernal motocicleta cumple su cometido y la impunidad sigue su curso. Hay que parar esto por favor pues como están las cosas todos somos potencialmente víctimas de la delincuencia callejera u organi-zada. El Estado tiene la obligación constitucional de garantizar la vida de los ciudadanos sin distingos de ninguna clase pero los resul-tados y las estadísticas hablan por sí solas: no es solo con mas policías inexpertos en las calles sino con mas inteligencia, mano dura y justicia eficaz señora Alcaldesa y señor co-mandante de la Policía, también es importante el concurso efectivo y actuante de la sociedad civil para frenar esta arremetida brutal de los delincuentes por el bien de la ciudad y de la ciudadanía. César Salguedo Hernández CC. 9 056 390 de Cartagena
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