Los conductores de buses y busetas de antaño eran señores muy respetuosos, responsables y cumplidores de la ley, no como los de hoy, quienes junto con sus ayudantes, o "sparrings", conforman una "caterva de vencejos" que andan por las calles como locos furiosos o como lentas y pesadas tortugas, sin importarles para nada el tiempo de los usuarios, que son su razón de ser y existir como tales y, sobre todo, de su supervivencia. Por eso, estoy de acuerdo con el editorial de este matutino del pasado miércoles 9 de junio que los señala como los primeros y directos responsables del caos del transporte público que se vive en nuestra ciudad. A este grupo de granujas irrespetuosos, para quienes no existe la ley, se suman los ineptos agentes de tránsito, vividores de la famosa "picúa" y los demás directivos y empleados del DATT, organismo de control inoperante. También tienen su cuota de responsabilidad los propietarios inescrupulosos que contratan personal inexperto y sin ninguna clase de preparación que sólo necesita hacer el "curso" de "sparring" para obtener la licencia de conducción, comenzando entonces nuestro calvario: sobrecupo, groserías, alto volumen de los parlantes, pitadera, exceso de velocidad y un larguísi-mo etcétera. Cabe anotar que el mototaxismo también "contribuye" a generar este caos infernal que parece no tener fin, por lo que tendremos que recurrir al amigo de las "antenitas de vinil" y del "chipote chillón" para que nos ayude a resolver este complicadísimo problema. Rafael E. Yepes Blanquicett C.C. 9.093.223 de Cartagena.
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