De paseo por Cartagena

Acabo de regresar de mis vacaciones en mi adorado Corralito de Piedras. La ciudad sigue creciendo en edificios, hoteles, taxis, etc. Pero todavía las calles del Centro Amurallado están pidiendo auxilio para sus andenes. No se puede caminar por ellos, sería un riesgo de romperse un pie o una pierna. Esto deja mucho que decir a los turistas que la visitan. Las aguas putrefactas, los lavaderos de carros, la basura en las alcantarillas y los malos olores en las murallas. Pero si quiero felicitar a la Sociedad de Mejoras Públicas, encargada de cuidar el Cerro de San Felipe. Qué hermoso lugar para recorrer, no hay malos olores, ni acoso de vendedores, sus jardines están bien cuidados, y ni que decir del Cavi, es un lugar hermoso y ojalá logren conservarlo así por varios años y lo mismo el Cerro de la Popa, que esta muy bien cuidado, pero a gritos pide una mejor carretera, de dos carriles por lo menos y bien pavimentada, no sería un lujo, sino una necesidad. Otra cosa desagradable es ver a los pobres caballos cocheros flacos y descuidados. Encontré bastante mejorado el problema de los gamines y limosneros, por lo menos en las áreas por las que caminé durante mi estadía no encontré a ninguno. Pero me quedé de una pieza cuando estando en una de las oficinas en los bajos de la Gobernación, sacando unos papeles que necesitaba, en las dos horas que estuve allí entraron 10 vendedores ambulantes, desde vendedores de tinto hasta limosneros. ¡Increíble!. Las playas aún están copadas de vendedores que acechan al turista. ¿Será que esos vendedores no hablan español o no saben el significado de la simple palabra no? Vilma S. Del Castillo-Parr C.C. No 33.119.619 de Cartagena.