Buzón


Decir la verdad, cuesta

EL UNIVERSAL

17 de mayo de 2013 12:01 AM

Sólo un hombre excepcional fue capaz de morir por ella, Jesús. Existió y sigue entre nosotros con sus enseñanzas.  Desde lo más antiguo hasta los tiempos de modernidad, el hombre ha mentido. Vivimos por un marcado interés. Cualquier tipo de interés, pero existe. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos actuamos siempre por interés. Y eso es precisamente lo que está acabando con el mundo. Ese interés, esa doble moral, ocasionan estragos sociales que están a la orden del día. Guerras, muertes, hambrunas, desastres, corrupción en todos los niveles, incestos sociales, historias prefabricadas y, lo peor, el aumento progresivo de personas en estado de pobreza. Decir la verdad, cuesta. Y cuesta mucho. Por eso, tengo un adagio: “Si nadie hace lo que dice ni dice lo que hace, la verdad se confunde con la razón”. Este adagio se aproxima a  la realidad de la humanidad. Todo el mundo justifica sus acciones para esconder la verdad. Se invoca  a Maquiavelo, “el fin justifica los medios”, es el eslogan de aplicación universal. Jesús se dejó crucificar, no se defendió.  Él sabía hasta dónde podía llegar Caifás. Pero lo más triste es que siguen existiendo. Son los sabios y las grandes personalidades que el pueblo admira y contempla.  Y la verdad sigue escondida. El mercado tiene la palabra.
Rafael Garrido Castro
C.C.No. 73.087.910 de Cartagena.

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