No niego que las Fiestas de la Independencia han mejorado. Sin embargo, el 11 de noviembre, los actos de la llamada “ofrenda floral”, si bien se cumplieron, no estuvieron con la dimensión o importancia de lo que es el bicentenario. Por lo menos, la participación de la ciudadanía fue prácticamente desoladora. Ni una representación de los actores sociales de las comunidades populares, ni de los profesores, directivos o estudiantes de las instituciones educativas, ni la Academia de Historia de la ciudad. La escena frente a la estatua “Noli me tangere” y de Pedro Romero se hizo de prisa en medio de la desoladora monumentaria desperdiciada de la ciudad y la casi nula participación cívica de lo publico. Salvó el día la ruta de la independencia. No digamos más. Nos basta el ejemplo del centenario de 1911. Y después nos quejamos de por qué la juventud o la ciudadanía cartagenera no valora la monumentaria de la ciudad o no conoce la historia. Pero, tranquilos queridos habitantes de mi aldea, no se le pueden pedir peras al olmo. Y, para no perder la memoria, hay que recordar que la exaltación de los actos cívicos republicanos, patrióticos e históricos merecen estar a la altura de los eventos festivos para no caer en otros cien años de olvido.
Edgar J. Gutiérrez Sierra.
C.C.No.73.082.504 de Cartagena.
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()