El deber de educar

Si bien se ha dicho que la educación es algo  serio y de largo plazo para dejarla en manos de los gobernantes, que solo se esmeran por presentar resultados a través de imágenes en el corto plazo, no menos cierto sería que a quien pretenda gobernar se le exija el deber de saber educar. Porque a diario se observan tantos problemas de índole ciudadana en nuestro país, y  presuntamente se piensa que residen en  la carencia de educación. No obstante, ¿dónde está el  gesto educador  por  parte  de quienes nos  gobiernan para afrontarlos? No es común que se gobierne educando. Por el contrario, casi todo lo problemático se cree  solucionar con medidas coercitivas. Esos métodos parecen ser la expresión de un Estado caduco y de cuestionable vigencia. Si bien  estamos territorialmente en linderos distantes, bueno sería pensar en prepararnos por medio de la educación, para aspirar a los niveles que nos distancian de Dinamarca.  Ello es posible en el largo plazo, con una sólida educación escolar, familiar y ciudadana. Para lograrlo, todo aquel, o aquella que pretendan educar, incluidos los gobernantes, se considerarían creadores de nación. Enhorabuena, pues.
Álvaro Olivera Díaz
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