Buzón


El fútbol es vida

Las apresuradas decisiones de nuestros entes reguladores, que en ningún aspecto generan soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad de nuestro país, son sólo destellos de autoridad y voluntad por adquirir esa madurez que necesitamos para lograr una armonía social. Es el caso de la Dimayor, el ente que regula el fútbol profesional colombiano, que a través de su respetado presidente Ramón Jesurúm, pretende solucionar un problema como el de las barras bravas de una manera que podría considerarse ilógica, sabiendo que en estos casos el respeto y la autoridad no deberían imponerse sino ganarse. De igual manera, resulta adverso o tal vez un dilema entender que el fenómeno de las barras bravas es un problema nuevo en Colombia, pues esta es una práctica que se adopta de otros países a partir de los años 90, pero una adaptación que para el progreso cultural que todos anhelamos, no nos sirve de mucho, de ahí que todavía nos llamen tercermundistas. El fútbol es un deporte que como dicen “se juega como se vive”, es por eso que aparte de haber intereses económicos por el lado de los directivos y propietarios de los clubes, hay pasión y sentimientos que causan emociones y generan expectativas alrededor de la vida de un partido de fútbol, y la experiencia en este asunto de personas como Ramón Jesurúm hace que estos decretos como el de prohibir el ingreso de hinchas con elementos alusivos a los equipos visitantes parezcan paradójicos. Es que se le puede exigir a una persona que no use algo que le genere ese ímpetu eufórico de identificación, y sentido de pertenencia por una vida también es parte de su vida. Si bien el fenómeno de las barras bravas ha sido acogido en Colombia también hay que crear reglas y leyes que disciplinen estos comportamientos, de una manera que no se perjudiquen a los clubes que son los encargados de llevar a los protagonistas del fútbol y por ende terminan convirtiéndose también en una parte protagónica de los encuentros. Hay que tener cuidado con esta clase de medidas que si bien, no son solución a los problemas, tampoco son atenuantes que puedan controlar las conductas de las barras bravas que están creando caos en las tribunas de los estadios de fútbol y finalmente terminan perjudicadas las partes más vulnerables. Armando Monterroza Ruiz C.C. No 1.047.420.325 de Cartagena

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