Se murió el músico que se preocupó por tener presente la música tropical de nuestra costa querida. Se fue y me da la impresión que de ahora en adelante el vallenato acabará con los últimos suspiros del porro, la cumbia, la gaita, el merecumbé y los otros ritmos diferentes a los derivados del acordeón. Duele mucho que no se entierre en Cartagena, pero el ya había escogido su lugar de vida y muerte. Y lo hizo a través de su trabajo "En Barranquilla me quedo". Parece que su tierra lo hubiera echado o que él se hubiera resentido de su terruño. Nunca sabremos a ciencia cierta el por qué de su escogencia. ¡Paz en su tumba.!
Alfredo Pedroza
C.C.No. 2.859.743 de Bogotá.
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