Buzón


Elecciones

Yo, aparentemente, también estoy del la-do de los “terroristas amargados vende pa-trias” y no creí, como muchas aves de mal agüero, que las cosas seguirían igual, sino que empeorarían con estas elecciones. Ha sido mi costumbre desde hace años, informarme de primera fuente en cuanto a acontecimientos electorales, esto es, con gente que viva o tenga estrecho contacto en barrios de estratos bajos. Las empleadas de servicio nuestras y de mis hermanas, así como ex tra-bajadores míos en fincas cafeteras y ganaderas a quienes pregunté por el desarrollo de la “contienda democrática”, me contaron que la compra de votos fue generalizada y a la vista de todo el mundo. Los precios oscilaron esta vez entre veinte y setenta mil, más sancocho y ron. Los vo-tantes recibían un anticipo y eran recogidos en buses y llevados a votar (botar) a determi-nados sitios. Unos policías que no pudieron evadir una denuncia, entraron en una casa donde se comercializaban votos descarada-mente y a la vista de muchos se “arreglaron” por seiscientos mil pesos. Los ministros del ramo y las altas autoridades encargadas de la vigilancia estuvieron informando durante y después de las votaciones, que todo ocurría en total normalidad y que sólo uno que otro caso aislado y pequeño en apartadas pobla-ciones se habían presentado y corregido in-mediatamente. Los que también pudieron ver la feria desvergonzada de votos fueron los observado-res internacionales, quienes para nuestro con-suelo hablarán en sus países de los ejemplares programas de rehabilitación de las cárceles colombianas, en las cuales, no sólo se pueden rehabilitar, sino reencauchar los políticos. Felicitaciones a los partidos gobiernistas que duplicaron sus votos. Carlos A. Trujillo Restrepo CC.10.062.194 de Cartagena

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