Buzón


¿Hasta cuándo?

EL UNIVERSAL

24 de enero de 2013 12:01 AM

Viendo las imágenes que muestra el semanario Gente Bahía del vandalismo que se ha apoderado de esta ciudad y lo que hacieron con las figuras del tradicional pesebre de la Avenida Miramar de Manga, algo se removió dentro de mí. Aclaro, fui católica y recuerdo el respeto que inspiraba una de tales imágenes, bien fuera el burro, el camello, ni qué decir de las figuras de Jesús niño, José y María, respeto que aún, ya habiendo dejado de venerar imágenes hechas por mano de hombre, por seguir lo mandado por Dios en su palabra, aún conservo. Pero no se trata solamente de este punto en particular. En un reciente viaje a Medellín, por motivos médicos, tuve la oportunidad de apreciar, por los sitios que me tocó transitar, el orden, el aseo, la organización del tráfico, para ser una de las ciudades más grandes de nuestro país, muy pocos trancones, no hay mototaximo, por lo que deduje, aquí sí hay espíritu cívico. Lo pude percibir al escuchar a un conductor de taxi, con la furia y vehemencia con que se refería a los que se atreven a arrojar tan siquiera un papel a la calle. A  mi regreso, conversando con una amiga oriunda de esa ciudad, felictándola primero por la belleza de ciudad que tienen, luego preguntarle “¿cómo lo consiguieron?”. Su respuesta: eso no se logró por arte de magia, fueron años educando a la gente, enseñándole a amar la ciudad, a respetar el medio ambiente, de ahí su bien ganado nombre de "la ciudad de la eterna primavera", en donde los constructores han respetado el medio ambiente, la vegetación, los arroyuelos que se encuentran en medio de las torres edificadas. ¡Qué envidia! Me pregunto, en el caso de nuestra amada ciudad, ¿cuántos alcaldes que transmitan y transpiren civismo y amor por Cartagena se necesitarían para lograr tener la ciudad que la gran mayoría de cartageneros deseamos tener? Es decir, el que reemplace al saliente, respete y continúe lo que su antecesor empezó. Hoy, el legado de Judith Pinedo Flórez y lo que avanzó con las plazas y plazoletas de La Matuna, parecen no tener dolientes. Nada más por mencionar una sola: la que da acceso a la Registraduría. Un  chiquero no es nada en comparación con lo que allí se ve hoy.  Cómo me duele mi ciudad.
Luisa Pineda de Arrázola
C.C.No. 22.778.576

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