Si es necesario talar un árbol porque pone en peligro la vida de las gentes y no puede hacerse otra cosa, explicando por qué y con autorizaciones debidas, hay que hacerlo. El higuerón se encuentra desde México hasta Colombia en climas cálidos. Como el caucho, produce raíces aéreas que lo estabilizan en su crecimiento. Lo impresionante de la crónica que publicó El Universal, sobre el árbol que le complica la vida a los habitantes del barrio 13 de Junio, es el vía crucis para encontrarle verdugo al higuerón, condenado por el funcionario del EPA con la mala suerte de no tener sino este defensor tardío. Pido a los interesados menos crueldad en la condena: ¡No!, no es viejo con 30 años -tengo 61-; además, aunque -como otros eventualmente pudiere hacer daño, es un árbol benefactor del ambiente. Produce oxígeno, sombra, paisaje, identidad, aves y trinos. ¿Visualizó el EPA salvarlo con una poda técnica para quitarle peso, remover las ramas secas y curarle la herida en su tallo? ¿Era más fácil condenarlo a muerte? Si no hay otra solución, que su muerte no sea una gran victoria. Explíquenle a los niños que por prevención tendrán más calor y ya en ese entorno no verán el vuelo ni oirán el canto de las aves. Esta incultura nuestra de matar nos va matar. Rafael Vergara C.C.No. 9.067.472 de Cartagena.
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