Inseguridad democrática

De acuerdo con las estadísticas oficiales, la política de Seguridad Democrática del actual gobierno ha llevado la tranquilidad al campo colombiano y ya se puede viajar tranquilo por las carreteras del país (Vive Colombia, viaja por ella). Esto ha permitido que renazca la confianza de los inversionistas extranjeros en nuestras instituciones, por lo que el crecimiento económico ha sido notable. Sin embargo, el desplazamiento forzoso del campo a la ciudad por cuenta del narcoparamilitarismo y la guerrilla continúa. La inseguridad que se vivía en el campo se trasladó a la ciudad y ahora los citadinos somos las nuevas víctimas de la violencia narcoparamilitar, guerrillera, estatal y delincuencial. La seguridad de unos se transformó en la inseguridad en la inseguridad de otros, ya que, a diario, las noticias hablan de atracos, asesinatos, robos y extorsiones cometidos por delincuentes motorizados armados, quienes se aprovechan de la obligatoriedad del uso del casco para realizar sus fechorías y quedar impunes. En días pasados, una amiga mía me contó que iba en un taxi colectivo cuando un bandido motorizado, aprovechando el monumental trancón que se forma por el sector de María Auxiliadora, intentó arrebatarle la cartera. La rápida reacción de la señora, que aseguró la puerta del vehículo y la protesta del conductor y de otras personas, impidieron el atraco. Se cansaron de llamar al 123, pero nunca les respondieron. Lo curioso del caso es que el hecho sucedió a escasos metros del CAI que funciona en ese sector. ¿Dónde estarían los policías? ¿Por qué no contestaron la llamada a la línea de emergencia? son "gajes del oficio", de la inseguridad democrática. Rafael e. Yepes Blanquicett C.C. 9.093.223 de Cartagena