Hoy por hoy nuestro país es uno de los más corruptos en el globo terráqueo, ostentando, si mal no estoy, un honroso segundo o tercer lugar; y como tal, muchas de nuestras instituciones, ciudades y departamentos, no son ajenas a esta mención. Como ejemplo tenemos a Bogotá que de alguna manera se vienen descubriendo y denunciando cosas y casos en la contratación de obras públicas; del orden Nacional hay casos puntuales entre otros, Agro Ingreso Seguro (AIS), y más recientemente, el multimillonario desfalco a la salud de los colombianos por parte de funcionarios y ex funcionarios de las EPS y el Ministerio de la Desprotección Social.
Cartagena no se escapa de esta red de corrupción que a azota al país. Lo que ha hecho la Administración Distrital en cabeza de su alcaldesa, con relación a la venta de un sector de playa en El Laguito, es un abuso de poder que raya en la arbitrariedad y el prevaricato. Que era un pedazo de playa o lote baldío, vengan todas las interpretaciones etimológicas y jurídicas sobre esta palabra. Todos los terrenos baldíos que son de uso público y que pertenecen al Distrito, al Departamento o a la Nación, ¿se pueden vender? ¿Por qué no se invierte en ellos y se les adecua para el goce y disfrute de todos los ciudadanos?
Julio C. Carbonell G.
C.C No. 73.082.850 de Cartagena.
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